Si el Gobierno ha dado muestras de algo, es de que pragmatismo e ideología pueden convivir en forma pacífica. Hace apenas algunos días, y tal como adelantó El Cronista, la Casa Rosada autorizó la exportación de 3 millones de toneladas de maíz adicionales para el ciclo 2012/13, que se sumarán a los 17,5 millones ya permitidos por las autoridades. El anuncio, que se concretó en un encuentro de la mesa del maíz, -que encabezó el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno-, ha puesto a productores y exportadores en una incómoda posición: deben devolver el favor.

El hombre fuerte del Gobierno le dejó en claro a los principales exportadores que los dólares deben llegar dentro del sistema de pago anticipado de retenciones. La concesión de Moreno para exportar maíz le agregó presión al sector pero también le dio herramientas para que anticipen dólares en el mercado cambiario, algo que ya venía teniendo lugar, señaló un experto del sector.

En las últimas semanas, fueron los mismos empresarios -donde prevalecen gigantes de la exportación de cereales- los que le explicaron al secretario que son los productores los que han decidido conservar una parte del stock, principalmente de soja. Moreno les había pedido que calculen los dólares que los exportadores entrarían en septiembre y octubre, pero los hombres de negocios sólo se comprometieron a calcular los números de septiembre.

En los despachos oficiales calculan que unos u$s 1.000 millones podrían ingresar al mercado de cambios en los próximos días como respuesta a las exportaciones de maíz y otros u$s 4.200 millones por soja que para el Palacio de Hacienda todavía retienen los productores. Así el Central cerraría el año en una posición más favorable, por arriba de los u$s 35.200 millones que tiene ahora en reservas. Hay que aclarar que las reservas acumulan una caída de u$s 6.600 millones en lo que va del año.

Según la consultora Elypsis, si los ruralistas vendieran el stock de maíz y de soja que todavía les queda, podrían entrar al país unos u$s 5.200 millones, lo que representa para el Banco Central una caída de apenas u$s 1.200 millones en el último trimestre, es decir, u$s 400 millones mensuales, menos pronunciada que la registrada en los primeros nueve meses del año.

Según los datos oficiales del Ministerio de Agricultura, sumando los granos para exportar como tal y los granos como insumo de la industria de la molienda, se observa que hasta ahora la producción vendió el 61,8% de la cosecha de soja (calculada en 49 millones de toneladas) mientras que en términos comparativos, a esta altura del año pasado, ya se había vendido casi el 80%. La diferencia son casi 18% de la cosecha. El monto liquidado por los industriales de oleaginosos y exportadores de cereales es de u$s 18.448 millones en lo que va del año de acuerdo a los números de CIARA-CEC.
Para los analistas consultados la venta de la soja difiere con la del maíz.

En el caso del maíz, las toneladas autorizadas en forma adicional por Moreno podrían generar u$s 1.000 millones en lo inmediato, mientras que con la soja, dentro del universo de especulaciones, el precio gravita en forma contundente ya que si bien hoy cotiza en niveles cercanos a los u$s 500 por tonelada, la oleaginosa viene de tocar un mínimo de u$s 427 a comienzos de agosto provocado por la incipiente recuperación de la economía de EE.UU. y la advertencia de la Reserva Federal sobre una probable suba de tasas de interés que el miércoles quedó despejada.

Por otro lado, otro de los argumentos más corrosivos es el de la brecha que se alza entre el valor del dólar oficial que recibe el exportador-productor -al que hay que restarle el 35% de retenciones- y la cotización del mercado blue, que es el dólar al que tiene acceso finalmente ese empresario. Hoy esa brecha es de 148% entre los $ 3,76 por dólar que recibe el exportador y los $ 9,33 que vale el dólar en la calle. A esto hay que sumarle la velocidad de devaluación del peso, que en las últimas semanas aceleró a 32% anual.