“El desarrollo no es un concepto eminentemente técnico: se anida con una vocación de tipo política”, señaló Quetglas, experto en desarrollo local, para luego agregar que “en la Argentina nos preguntamos insistentemente qué es el desarrollo , como si el nuestro fuera un problema de conocimiento. Nosotros no tenemos un problema de conocimiento, no nos hace falta un estudio adicional para ver cómo se integra la cadena de valor o para ver los problemas de nuestro desequilibrio demográfico; nuestro problema no es que no tengamos datos. Es un problema de destreza social. En la Argentina hay muchísimo conocimiento sobre el desarrollo, exportamos consultores sobre desarrollo. Nuestras dificultados son de otro tipo”.
Quetglas expresó que en los congresos escucha a colegas de otros países que plantean que podrán acceder al desarrollo cuando se resuelva un problema específico. “Se piensa que si se ordena lo que falta, todo se va a ordenar hacia el desarrollo. Se ve al desarrollo como un orden idílico, como un paraíso. Y eso no es verdad”, subrayó.
“El desarrollo es un orden conflictual. No es el paraíso terrenal. Un ejemplo: el campo no es que anda bien cuando no hay ningún problema, sino que anda bien cuando hay capacidad para resolver los problemas. Hay que romper la visión idílica del desarrollo, porque eso es una barrera”, señaló.
Quetglas explicó que “lo que indica la experiencia de los lugares que han accedido al desarrollo es que no ha sido una o tres cosas las que permitieron ese logro. Ha sido un complejo de cuestiones lo que abona el camino al desarrollo. Es un conjunto de destrezas sociales complejas. El desarrollo es una construcción cívica esforzada. Se necesita compromiso y trabajo para lograrlo”, concluyó.