Nada parece haber cambiado. Mucho menos la urgencia del Gobierno. La falta de
dólares mueve a sorda desesperación en el Banco Central y pone en máxima tensión
la interna que existe entre la titular de la entidad Mercedes Marcó del Pont y
el (reconfirmado) hombre fuerte del Gobierno, el secretario Guillermo Moreno,
por otro.
Mientras en la entidad monetaria le pelean al dólar que surge del negocio de
los bonos donde se esfuerzan por marcar territorio de otras gestiones como la
del viceministro Axel Kicillof en los últimos días, fue el mismo Guillermo
Moreno el que se movió, con éxito desigual, entre exportadores e importadores.
El objetivo es obviamente administrar la escasez de dólares que tiene a
maltraer a los hombres del equipo económico. No sólo allanó cuevas en el
microcentro porteño y hasta sacó a la luz la ecológica ecuación existente entre
los barras del fútbol y los arbolitos de la calle Florida. En las últimas horas,
Moreno urgió a los principales exportadores de granos para que liquiden rápido
los dólares dentro del sistema de pago anticipado de retenciones, pero los
mismos empresarios donde prevalecen gigantes de la exportación de cereales le
explicaron al secretario que son los productores los que han decidido conservar
una parte del stock de soja. Moreno pidió que calculen los dólares que los
exportadores entrarán en septiembre y octubre, pero los hombres de negocios sólo
le darán la cifra de septiembre. Adelantarse tanto en este país es una forma de
realismo mágico que no manejamos, se excusa el titular de una de las
principales firmas del sector.
Este escenario parece haber encendido las luces de alerta: en el Gobierno
sostienen que existen al menos u$s 5.000 millones que productores y exportadores
ya deberían haber transformado en dólares. Son casi 10 millones de toneladas de
porotos de soja que, a diferencia de lo ocurrido el año pasado, este año
decidieron conservar especulando con mejores precios internos y externos. Según
los datos oficiales del Ministerio de Agricultura, sumando los granos para
exportar como tal y los granos como insumo de la industria de la molienda, se
observa que hasta ahora la producción vendió el 61,8% de la cosecha de soja
(calculada en 49 millones de toneladas) mientras que en términos comparativos, a
esta altura del año pasado, ya se había vendido casi el 80%. La diferencia son
casi 18% de la cosecha. Si los productores venden, la exportación podrá comprar
y por ende, liquidar dólares en el sistema de pago anticipado de retenciones,
señaló una alta fuente empresaria del sector.
Varias razones existen, en opinión de los analistas consultados, para especular con la venta de la soja. Según Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica, uno de esos motivos es la evolución de la soja a lo largo del año. En este sentido, si bien hoy se encuentra en niveles de u$s 498 por tonelada (el precio subió 2% en las últimas cinco jornadas), la oleaginosa viene de tocar un mínimo de u$s 427 a comienzos de agosto provocado por la incipiente recuperación de la economía de EE.UU. y la advertencia de la Reserva Federal sobre una probable suba de tasas de interés, lo que terminaría restándole valor a las materias primas. Por otro lado, uno de los argumentos más corrosivos es el de la brecha que se alza entre el valor del dólar oficial que recibe el exportador-productor al que hay que restarle el 35% de retenciones y la cotización del mercado blue, que es el dólar al que tiene acceso finalmente ese empresario. Hoy esa brecha es de 157% entre los $ 3,69 por dólar que recibe el exportador y los $ 9,50 que vale el dólar en la calle. A esto hay que sumarle la velocidad de devaluación del peso, que en las últimas semanas aceleró a 34% anual. La falta de dólares es alarmante. En lo que va del año el BCRA perdió más de u$s 6.000 millones y en las próximas semanas deberá cancelar más de u$s 2.000 millones para el pago de deuda.