"La trilla de maíz en Tucumán casi finaliza y los resultados obtenidos tienen diferentes interpretaciones, sobre todo a partir de la irregularidad marcada que se presentó, en respuesta a la infinidad de situaciones climáticas que se dieron en los diferentes lotes maiceros que se sembraron", señaló a LA GACETA Rural Daniel Gamboa, técnico de la sección granos de la Eeaoc. Apuntó que la irregularidad fue tan grande que no se pueden definir situaciones a nivel departamental, a nivel zonal y muchas veces a nivel de lotes.
"Lo que pasó con el maíz este año tiene algunas explicaciones que se deben detallar para entender el por qué de una baja sustancial en la siembra de soja y un aumento en la superficie de maíz", explicó.
Al venir de un año seco la fecha de siembra de soja se fue pasando, por lo que algunos productores se volcaron al maíz; además se suma que muchos lotes venían con problemas graves de picudo, por lo que la rotación pasó a ser fundamental para lograr sustentabilidad.
"Lo real es que el aumento de maíz fue importante, ya que en la campaña 2011-2012 tuvimos una superficie sembrada de 49.000 hectáreas y la que acaba de finalizar sumó unas 65.000 hectáreas", resaltó.
Gamboa destacó que las fechas de siembra que se dieron en todos los cultivos dependieron de la ocurrencia de lluvias. En general, en maíz las siembras se dan desde fines de diciembre a fines de enero, pero pasando esas fechas se estila la siembra de sorgo.
"Las siembras realizadas en diciembre muchas se secaron y no llegaron a terminarse, y solo se trillaron en procura de limpiar el lote o recuperar algo de grano que pudo formarse. Aquellas implantaciones realizadas en enero y/o aquellas que recibieron alguna lluvia tuvieron un buen comportamiento y se obtuvieron rendimientos favorables para lo que fue el año, estimándose valores desde 3,7 a 4 toneladas por hectárea", puntualizó.
"Si vemos que en soja, en situaciones climáticas parecidas al maíz, tuvieron solo rendimientos de 0,8 toneladas por hectárea, uno podría decir que el maíz toleró mas la sequía", indicó.
Gamboa aclaró que no hay que ser terminante al respeto, ya que la soja pudo tener golpes de calor que provocaron un mayor estrés y por ende menos producción.
"Es importante destacar que aquellos maíces sembrados cerca del 10 de enero y que llegaron dentro de todo bien hasta abril, que este año fue seco, provocó un estrés importante en llenado, por lo que los rendimientos de esos maíces fueron seriamente afectados, salvo aquellos lotes que le llovió de manera más adecuada", explicó.
El técnico señaló que, en general, al no existir agua acumulada en los perfiles de suelo, cualquier lluvia que pudo caer fue muy beneficiosa. "Lo real es que con la rotación de maíz se logró ingresar un poco de dinero a las arcas del productor, y hoy, por la cabeza de ese hombre de campo, el interrogante es qué hacer al respeto", concluyó.