Como consecuencia de condiciones que por ahora se han comportado de forma benévola con los cultivos, los valores de los principales granos en la Bolsa de Chicago (sobre todo el maíz), comenzaron a descontar la cosecha récord que estima el USDA.
No obstante, las bajas se sintieron mucho más en las posiciones disponibles que en las de cosecha nueva. Claro está que por aquel principio en donde las cotizaciones disponibles y futuras tienden a converger, en la medida que no existan mayores sobresaltos en materia productiva, las posiciones más cercanas se acercan a las futuras (cosecha) y no al revés. Más aún si entre ambos valores mediaba hasta hace poco tiempo una diferencia de más de 100 dólares por tonelada. Ergo, las bajas disponibles tienen necesariamente que acelerarse para "alcanzar" los precios de la soja noviembre y del maíz diciembre en la Bolsa de Chicago.
Ahora bien, hasta aquí lo que ya todos conocemos. Tratando de interpretar el mercado hacia adelante, con la mayor objetividad posible, comienzan a aparecer ciertas dudas sobre la futura rentabilidad de los cultivos en importantes zonas de América del Sur a los actuales niveles de precios.
Brasil pareciera ser el más afortunado al ir compensando las bajas de Chicago en dólares con la devaluación de su propia moneda. Sin lugar a duda, en la Argentina los campos en zonas marginales corren serios riesgos de quedar sin sembrarse por bajas o nulas rentabilidades que no solamente se dan en el maíz, sino también en soja.
Carga impositiva
Claro está que en nuestro país la importante carga impositiva imposibilita cualquier alternativa de lograr un negocio interesante. Para el caso particular de los derechos de exportación, los aproximadamente 275 dólares por tonelada que se abonaban por soja mayo 2014 en el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba) durante la pasada semana, implicaban cerca de 420 dólares si se toma el valor sin el 35 por ciento de retenciones. Si a este ejemplo le sumamos otros como devolución del IVA; financiamiento escaso y caro; tipo de cambio retrasado, y otros, surge a las claras que el problema del productor no reside en un tema de propia competitividad. Ciertamente, la consecución de una importante cosecha en los Estados Unidos, sumada a un récord en Sudamérica, cambia la perspectiva de la oferta y define actitudes de los "fondos". Pero, resulta importante tener presente que no todo está dicho en materia productiva en los EE.UU.
Como fue comentado anteriormente, y mirando la cuestión con faros algo más largos, la caída de los precios incentivan la demanda y desestimulan la oferta. El "timming" continúa siendo muy importante y las estrategias comerciales, también.