Por sus cualidades de herbicida de amplio espectro, bajo costo y efectividad, el uso del glifosato se masificó para el control de las malezas en los cultivos y tal fue su expansión que la naturaleza en muchos casos respondió con resistencia, especialmente en las gramíneas. “Eso al principio fue lento y ahora, ya hace un par de años, está empezando a entrar en la fase exponencial o lineal, donde todos los años estamos corroborando 2 o 3 especies con resistencia a este herbicida”, aseguró Diego Ustarroz, del INTA Manfredi.
En el 12º Curso Internacional de Agricultura de Precisión y Expo de Máquinas Precisas, (ver nota sobre el curso http://intainforma.inta.gov.ar/?p=17780) una dinámica de pulverización permitió conocer el funcionamiento de un equipo de aplicación selectiva, que responde a la necesidad de utilizar productos distintos sobre las malezas que sobreviven a los tratamientos tradicionales y puede economizar el agroquímico.
Mediante la emisión de luz roja, que es absorbida por las plantas vivas y una infrarroja, que es reflejada por éstas, la máquina escanea el suelo y detecta dónde debe colocar el agroquímico. La importancia de esta tecnología es que permite reducir la cantidad de producto colocado por hectárea. “A nivel país hemos conseguido eficiencias tan grandes como economizar el 90% del producto”, indicó Luis Adrover, de la firma D&E, que trabaja en el desarrollo del mercado argentino y la adaptación de esta tecnología a las condiciones de trabajo locales.
“El equipo está pensado para trabajar sobre barbechos, específicamente, y
tiene grandes oportunidades comerciales dentro de la que es la zona Norte de la
Argentina, donde vamos a encontrar malezas que cumplen más de un ciclo en la
temporada de barbechos”, expresó Adrover.
El equipo está pensado para trabajar sobre barbechos, específicamente, y tiene
grandes oportunidades comerciales dentro de la que es la zona Norte de la
Argentina
Aplicaciones selectivas
El sorgo de alepo fue la primera maleza resistente y es una de las que hoy más preocupa a los especialistas porque, si bien hay estrategias que permiten su control parcial por un lapso de tiempo, el rebrote demanda hacer sucesivas aplicaciones, lo que aumenta mucho los costos y renueva la amenaza de generar otras resistencias. “Prácticamente la tenemos diseminada en gran parte del área pampeana y en el Norte del país”, indicó Ustarroz.
Dentro de lo que son tecnologías de control de malezas, el equipo de aplicación selectiva trabaja en el control químico. Buena parte de las resistencias en la Argentina están originadas en la aplicación casi exclusiva de un único principio de acción. Las soluciones se buscan habitualmente en el glifosato o sulfosato y buena parte del espectro de herbicidas que se podrían utilizar no es considerado, ya sea por desconocimiento o por precio.
“Al reducir tanto la cantidad aplicada por hectárea, el equipo nos permite trabajar con productos de valor mucho mayor, pero que ejercen controles muy buenos, sobre todo con malezas que expresan resistencia al glifosato”, explicó Adrover.
Si bien esta tecnología a nivel mundial existe desde hace más de 15 años, en la Argentina se encuentra “en la etapa de desarrollo de mercado y estamos con las primeras unidades vendidas”, comentó Adrover quien explicó también que su costo determinó que el avance haya sido lento.
Cómo evitar que se multipliquen
Más allá de la aplicación selectiva, que redunda en un ahorro significativo en el uso de productos, el INTA Manfredi recomienda prácticas de manejo para evitar la aparición de malezas con resistencias. “Si no rotamos bien y no hacemos bien las cosas pronto vamos a tener resistencia múltiple a glifosato y a ese grupo de herbicida, lo cual ya nos restringe mucho en el control químico”, indicó Ustarroz.
En este sentido, se trabaja en la rápida difusión hacia los medios, de los casos de malezas que muestran resistencia en alguna localidad del país, para que el productor esté advertido y pueda monitorear y actuar a tiempo. ¿De qué manera? Si las encuentra en el lote, “sacarlas a mano, ponerlas en bolsa, luego quemarlas y si hay algunas plantas que son perennes y están por rodales, mover la tierra en esos sectores y después complementar con herbicidas posemergentes en el cultivo”, recomendó Ustarroz.
De lo que se trata es de evitar que semillen y, en caso de que eso ocurriera, no se deben cosechar esos rodales. “El objetivo primordial es que no produzcan semillas y que no se dispersen al resto del lote o a otros los lotes vecinos”, advirtió el técnico. Luego recomendó trabajar en los lotes con diferentes estrategias de manejo, con herbicidas emergentes y posemergentes, para evitar la resistencia múltiple.