Aunque sea una afirmación ya conocida, todavía logra impactar: sólo es potable el uno por ciento del agua dulce disponible en el planeta. Hay otros datos menos populares pero igualmente relevantes. Por caso, que Latinoamérica posee el 35 por ciento del agua dulce del mundo o que el 20 por ciento de los cultivos bajo riego son responsables del 40 por ciento de la producción nacional.

Sin embargo, a pesar de que la Argentina es especialmente rica en el recurso, el 80 por ciento de su territorio tiene suelos áridos o semiáridos. La región patagónica refleja bien esa situación: entre las zona andina y los valles, la escasez de agua se hace notar en la estepa: con 800.000 kilómetros cuadrados, es uno de los siete desiertos más grandes del mundo. Esa rigurosidad climática condiciona las actividades productivas y exige un manejo eficiente del agua.

“Con precipitaciones de hasta 180 milímetros anuales, el agua de lluvia resulta insuficiente para la agricultura. De allí la importancia del riego para la región, que permitió que la mayor parte de la población y casi toda la producción agrícola se desarrolle en menos del 0,5 por ciento de su superficie”, explicó Antonio Requena, especialista del INTA Alto Valle y referente de la temática en INTA Expone Patagonia, la muestra del organismo que se realizará del 4 al 6 de octubre en la ciudad de Trelew, Chubut. Con el lema “Donde la diversidad se encuentra”, la exposición tendrá como eje el manejo eficiente y sustentable del recurso hídrico.

Para Nicolás Ciano, director del INTA Chubut y coordinador general de la muestra, resulta “primordial” el cuidado y aprovechamiento del agua mediante tecnologías apropiadas para la captación y uso de aguas de calidad para el consumo humano, animal y riego. “Se trata de un recurso natural escaso de gran valor estratégico, esencial para la vida y el crecimiento económico que debe ser administrado con responsabilidad y eficiencia”, aseguró.

De acuerdo con Requena, “tanto en la agricultura irrigada como de secano, el productor debe conocer la utilización estratégica y eficiente del agua de riego, de acuerdo al método de aplicación que posea, mejorando la productividad del cultivo y preservando el recurso”. El INTA trabaja para promover la conservación del recurso, disminuir su contaminación y recuperar el correcto uso de los acuíferos.