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MAR DEL PLATA.- Unidos por un largo abrazo, el metalúrgico Antonio Caló y el camionero Hugo Moyano, líderes de las dos CGT, acortaron las distancias políticas y expresaron su deseo de alcanzar la comunión del movimiento obrero. Así, el reclamo para acabar con los "internismos" que había lanzado el titular de la Comisión de Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano, en la apertura de la 25a. Semana Social, encontró ayer una rápida respuesta.

"Este encuentro tiene que ser el inicio de la unidad de todos los trabajadores", señaló Moyano, quien recibió el visto bueno de un muy sonriente Caló, quien dijo no tener miedo a represalias del kirchnerismo por este acercamiento a quien es hoy la máxima expresión de la oposición desde el sindicalismo.

"Yo hago lo que pienso y lo que siento", respondió Caló, cuando le preguntaron si este abrazo fraternal y poco casual le podía generar enojo a la presidenta Cristina Kirchner.

"¡Unidad, unidad!", fue la primera reacción a coro de quienes acompañaban a los líderes gremiales, que pronto cambiaron su canto por el de "Argentina, Argentina" y otro, más contundente y casi a los gritos, que resumía el encuentro de quienes hoy conducen al sindicalismo. "Y ya lo ve, y ya lo ve, hay una sola CGT", cantaron una y otra vez, con más de 200 testigos. Muy cerca estaban el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, y la diputada Graciela Camaño, que habían compartido un panel con Moyano.

El encuentro de Caló y Moyano se dio en la antesala del espacio de deliberaciones de las jornadas, que organiza Pastoral Social. Por apenas un par de minutos no se cruzaron con una de las presencias que el kirchnerismo acercó a esta Semana Social: el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez. "Cómo me va a sorprender, es muy bueno que haya diálogo", dijo el legislador, antes de exponer.

Este año, después de mucho tiempo, el encuentro reunió distintas miradas políticas. Figuras cercanas al kirchnerismo, como Urtubey, Domínguez y Caló, se encontraron con otras de la oposición, como el diputado Francisco de Narváez, que ayer pasó por el hotel 13 de Julio y se reunió con el obispo Lozano.

Ninguno de ellos, ni siquiera el gobernador Daniel Scioli -participó del acto inaugural y se fue-, había estado en la conferencia que Lozano dio en la apertura, con un durísimo mensaje en el que criticó los internismos políticos y defendió la división de poderes del Estado.

Caló ingresó al auditorio diez minutos antes de la finalización del panel en el que hablaba Moyano. Se sentó en la décima fila y esperó a que el camionero terminara de sacarse fotos con la gente para tener la suya, con la certeza de las consecuencias que acarrearía esa imagen. "Eh, mañana vamos a salir en todos los diarios", dijo, camino al abrazo con quien mantenía un notorio distanciamiento. "Podemos tener antagonismos en cosas de la política, pero no tengo problemas en estar con el compañero Moyano", dijo Caló.

Cuando se los consultó sobre una unidad pronta del sindicalismo argentino, dijo que "para eso hay tiempo". Moyano pensó varios segundos antes de responder cuando se le preguntó si asistiría a una reunión con la Presidenta, en el caso de que los líderes gremiales sean convocados. "No creo que eso ocurra, pero no tendría problemas", afirmó..