El gobierno se ve golpeado por temas que preveía tener resueltos para el mes de octubre: la aprobación de la reforma del Consejo de la Magistratura y cuáles serían los candidatos de su lista y los de la oposición. Finalmente, la semana pasada se concretaron estas dos incertidumbres que afectaban al FPV.

La Corte Suprema de Justicia declaró la inconstitucionalidad de los artículos cuestionados de la ley de reforma del Consejo de la Magistratura, con lo que suspendió la elección por el voto popular de los representantes de jueces, abogados y académicos prevista para las elecciones primarias de agosto y las legislativas de octubre.

Las claves para analizar el fallo de la Corte que anuló la ley de la reforma judicial imaginada por el kirchnerismo, quedará para más adelante. No porque carezca de importancia sino porque se veía venir. No hubo sorpresas al respecto y, en todo caso, cuanto hay que tratar de imaginar es la respuesta del gobierno, aseguraron los especialistas en análisis político, Massot y Monteverde.

El fallo fue firmado por los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Carlos Fayt y Juan Carlos Maqueda (voto mayoritario), Enrique Petracchi y Carmen Argibay (voto concurrente) y Raúl Zaffaroni (en disidencia), según informó el diario Lavoz.

“Aquellos que no quieren dejar votar al pueblo, sepan que sólo podrán hacerlo por un tiempo”, disparó la Presidente de la Nación, Crisitina Kirchner, en clara alusión a los miembros del Máximo Tribunal. “Más temprano que tarde, los argentinos van a poder votar a todos los órganos políticos de la República Argentina”, dijo, al tiempo que aseguró, casi en tono épico, que “la única batalla perdida es la que no se da”.

Cabe mencionar que el conflicto llegó a la Corte por salto de instancias (per saltum) solicitado por el Gobierno, después del fallo de inconstitucionalidad que la semana anterior había dictado la jueza federal electoral María Servini de Cubría ante una presentación del presidente del Colegio de Abogados porteño, Jorge Rizzo.

Un dato importante es que el juez de la Corte, Juan Carlos Maqueda, votó en contra de la reforma del Consejo de la Magistratura y fue increpado el lunes pasado por militantes de La Cámpora cuando llegaba a su domicilio.

¿Qué hará ahora el kirchnerismo? Difícil saberlo. Como difícil es, en otro orden, sondear la próxima movida de Massa.

Según lo había anunciado el propio Massa, su decisión de lanzarse al ruedo electoral o, por el contrario, de tomar distancia de los comicios de octubre y permanecer a cubierto de cualquier inclemencia en la localidad de Tigre, se conocería el viernes 7. Ese día pasó y no hubo novedades al respecto.

Pero, en el día límite para presentar las listas que competirán en las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), se develó el misterio. El sábado 22 de junio pasado el hombre más buscado en las últimas semanas echó por tierra todas las especulaciones de las últimas semanas y decidió finalmente ser candidato a diputado nacional por el Frente Renovador.

Por lo tanto, el Frente Renovador, el Frente por la Unión, la Libertad y el Trabajo que encabeza Francisco De Narváez y el Frente Unión PRO competirán por una misma porción del electorado bonaerense.

A Massa lo acompañarán Giustozzi, la periodista Mirta Tundis y José de Mendiguren. De esta manera, el tigrense sacudió el tablero político teniendo en cuenta las favorables perspectivas que le auguran las encuestas. Incluso condicionó también al kirchnerismo, que anunció la postulación del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde.

Pero, ¿Massa sabe lo que quiere o es un emulo de Hamlet? ¿Su silencio es parte de una estrategia debidamente pensada con anterioridad y desarrollada en el tiempo, sin prestarle oídos ni ceder a la inquietud que provoca en propios y extraños, o es tan sólo la exteriorización de sus dudas íntimas respecto de presentarse ahora o de reservarse para 2015?, preguntan Massot y Monteverde.

Que no estaba decidido resultaba claro y su indecisión era producto de varios factores. Por de pronto no quería liderar un frente antikirchnerista; temía la reacción que podía obrar Cristina Fernández ni bien se enterase de que había decidido enfrentarla en la provincia de Buenos Aires; se sentía huérfano en términos de apoyos económicos y mediáticos y, por fin, no terminaba de convencerse en punto a la conveniencia de jugar ya. No sería justo, pues, tomárselas con él y enderezarle criticas por una presunta indefinición de último momento.

En más de una oportunidad Massa, en diálogos íntimos, hizo referencia a la preocupación que tenía respecto de las posibles reacciones del kirchnerismo en el supuesto de que decidiese enfrentarlo en octubre. En eso no se llamaba a engaño y seguramente no se equivocaba por cuanto para la Casa Rosada no es indiferente que saliese al ruedo o se quedase en su casa.

La política, según la inmejorable definición de Indalecio Gómez, es “una opción entre dificultades”. En esta encrucijada se halla el ex–jefe de gabinete de Cristina Fernández y sólo él puede elegir una senda o la otra sin conocer a priori que le deparará el curso ulterior de los acontecimientos.

Para Cristina Fernández la diferencia entre un Massa candidato o no es la posibilidad de reflotar la re-reelección o la de enfrentar, después de la elección, una crisis de gobernabilidad.