La escasez hídrica de Chile no es secreto para nadie. Es por esto que la empresa Vía Marina presentó un ambicioso proyecto que cambiará la realidad del norte grande y chico del país al transportar agua en grandes cantidades por un tubo flexible submarino.

Y es que Chile dispone, en promedio, de más agua por habitante que la mayoría de los países del mundo. Sin embargo, existe una enorme y marcada disparidad regional: mientras más al sur, más recursos hídricos, mientras que al norte, la escasez de agua es un problema constante.

A raíz de lo anterior, Félix Bogliolo, socio fundador y presidente del comité de administración de Via Marina contó en entrevista con www.portalfruticola.com que comenzó los trámites con las autoridades al año 2005 para luego hacerse público -el proyecto- el 2007. En ese entonces, Sergio Bitar, Ministro de Obras Públicas del gobierno de Bachelet, presentó cierto interés por el proyecto en 2009. No obstante, se acercaban las elecciones y todo quedó en nada.

Sin embargo, el proyecto siguió su curso y en septiembre del 2011 recibieron ayuda del Gobierno francés para financiar parte del estudio preliminar: “ese estudio ha costado un poco menos de un millón de euros, de los cuales la donación francesa ha sido de 576 mil euros y el resto lo ha financiado nuestra empresa, Vía Marina, con fondos propios. De este modo, pudimos concluir que Aquatacama es a la vez técnicamente viable, económicamente competitivo y ecológicamente sustentable”, aseguró.“Tuvimos que emprender todo de nuevo desde cero con el actual gobierno que volvió a expresar su interés en diciembre 2010, lo que significó la pérdida de un año y medio con el cambio de gobierno”, dijo Bogliolo.

De acuerdo a lo señalado por Bogliolo, el proyecto podría transportar más de 50m3 de agua por segundo, de lo cual gran parte se destinaría a agricultura y ecología a través de la recarga de acuíferos o llenado de embalses.Una vez entregado el estudio preliminar, el ministerio de OO.PP. financiaría estudios complementarios los que se realizarían a lo largo de dos o tres años y así sacar a concurso un primer tramo del proyecto. Esto, con la meta de entregar agua en el primer destino a partir del 2017, sin embargo, el ministerio aún no entrega una respuesta por lo que el primer tramo no estará listo para el 2017.

“Los usos agrícolas serían tres: detener la desertificación que gana a través de la compra de DAAs por grandes instituciones a pequeños agricultores que dejan sus campos yermos, expandir los perímetros de riego actuales y, sobre todo, crear nuevos perímetros de riego”.

Y agrega que “el potencial agrícola del país en el sur está explotado al máximo y tiene un potencial de crecimiento no muy importante. Creo, al revés, que el potencial de desarrollo agrícola en el norte es inmenso porque existen unas condiciones extremadamente benéficas de clima y de soleamiento y sobre todo disponibilidad de grandes superficies. Lo único que falta es agua. Y eso es lo que traería Aquatacama. Durante la conquista del oeste, los americanos decían: ‘Go West, Young man’. Creo que con Aquatacama, los chilenos debieran decir: ‘ve al Norte, cabro’. Allí es donde están las oportunidades de futuro para el país, allí es donde puede de verdad hacerse realidad el famoso lema de: Chile, una potencia alimentaria mundial”.

Finalmente, Bogliolo destaca que, en paralelo, Fundación Chile realizó un estudio de impacto económico y social que concluye que, además de las 100.000 ha nuevas de riego que se podrían generar, el proyecto crearía más de 300 mil empleos nuevos, y generaría un crecimiento del PIB total del país de un 20%.

De este modo, la recaudación fiscal que generaría el proyecto se traduciría en un pay-back de menos de un año. Esto, sin contar los beneficios ecológicos y geoestratégicos en términos de ocupación de las Zonas Extremas del norte.

“Aquatacama constituiría un tributo compensatorio normal entre el norte y el sur: hoy, el norte entrega al país sus riquezas mineras, mañana el sur le entregaría al país sus riquezas hídricas que no usa y de las cuales el norte tiene una necesidad apremiante. Se trata de cambiarle la cara al norte grande y chico del país, transformando el desierto en vergel”.