Los valores internacionales de la gruesa están supeditados a la evolución de los cultivos de soja y maíz en EE.UU. Por ello, los mercados miran al norte y, en buena parte, se dejan influir – aunque con desconfianza- por lo que establece el USDA.

¿Por qué hay desconfianza? Las proyecciones para este país resultan demasiado optimistas en términos de producción. Los números del USDA se fundamentan en tendencias históricas de rendimientos. Y por ello, despiertan múltiples sospechas por parte de los diferentes operadores y analistas de los mercados.

La cruda realidad es que el clima no ha jugado a favor. Y, por ahora, las condiciones de implantación y desarrollo no han respondido a tales proyecciones. Por tal razón, el mercado no ha ajustado en baja, tanto en soja como en maíz, por lo menos en proporción al nivel productivo que este organismo estima.

Veamos cada caso.

Como sabemos, el país del norte cuenta con una bajísima disponibilidad de soja por lo que, en un cuadro de fuertes interrogantes acerca del éxito sobre la siembra, los valores en Chicago se mantienen relativamente sostenidos. El famoso “mercado climático” está en acción.

Respecto a las existencias, vale recordar que serían de apenas poco más de 3 millones de toneladas (2012/13), es decir un volumen inferior al estimado en mayo (que ya era bajo). Y con relación a la evolución de la siembra, se advierte claramente que no está resultando como lo planeado, fundamentalmente por el exceso de humedad en la zona agrícola.

Al día 2 de junio se había sembrado tan sólo una mitad del área, de acuerdo a la reciente información del USDA. El año pasado, casi se había completado la siembra de soja para esta fecha.

En tal cuadro, lo que tenemos frente a nuestros ojos es lo evidente: la cosecha será atrasada; así queda en riesgo buena parte de la soja frente a un eventual adelantamiento de las bajas temperaturas por la cercanía del invierno.

Para el caso del maíz, la situación es similar. En rigor, podríamos decir que es más delicada. Y por tanto, es previsible que los precios queden – muy sensiblemente- sujetos a todas las noticias sobre el clima. No sólo porque las existencias son bajísimas sino porque el retraso en la siembra ha sido muy acentuado.

Hace una semana más o menos, el USDA había estimado que la siembra sólo había alcanzado al 91% de la superficie planeada. Además, debemos recordar que gran parte de lo hecho se realizó con retraso.

Se prevé, entonces, que una parte del área no se cubra ya que algunos farmers recurrirían a los subsidios del Estado por no poder realizar la siembra. No se descarta que la reducción del área llegue a 1,5 millón de hectáreas.

Los números del USDA para el maíz despiertan todo tipo de recelos. Porque, dado el exceso de humedad que registra el este de la zona maicera (Ohio, Iowa, Missouri, Indiana e Illinois), es posible que la producción final resulte sustancialmente menor. Por algo, la firma Lanworth acaba de estimar una rebaja en el volumen: ahora calcula una producción a 350,5 millones de toneladas cuando el USDA habla de 359,2 millones.

Pese a la reciente reducción, vale remarcar que la estimación de Lanworth no es demasiado escéptica. Porque es muy posible que el volumen final se ubique por debajo de 350 millones de toneladas. De hecho, si tomamos los tres últimos años –sin considerar la campaña anterior que fue terriblemente mala- el promedio de producción llega a tan sólo 321,9 millones de toneladas.

Si el miércoles que viene, el USDA prevé un baja en la producción, los precios tenderán a la suba. Ya veremos qué resulta.

En suma, si se dieran las proyecciones del USDA, tanto los precios de la soja como del maíz deberían caer. Pero, como están las cosas, uno diría que es más probable que no se confirmen tales proyecciones.

Por ello, somos relativamente optimistas para los precios internacionales. Claro está: sólo El de arriba tiene la palabra.