La dispersión geográfica del sorgo de Alepo resistente a glifosato (SARG) es realmente importante en nuestro país, llegando al menos a diez provincias. En 2005 se limitaba a Salta, donde se encontró el primer foco. Año a año fue trasladándose por fuentes naturales y antrópicas y  parecieron  también nuevos focos en otras  provincias”, remarca un informe de la Red de Conocimiento en Malezas resistentes (REM) de Aapresid.

Martín Marzetti, gerente del programa de REM, remarcó que el primer gran caso de resistencia se detectó en Tartagal y después no tuvo marcha atrás. La situación de la maleza quedó expuesta tras la confección de un mapa en base a una reciente encuesta nacional.

“Llega hasta el sur de Buenos Aires, y todas las provincias del centro del país, La Pampa, San Luis, ni hablar de Chaco, Santiago del Estero y Tucumán. Es una maleza de escala nacional porque las medidas que hay que tomar no son sencillas y no se hacen con el esfuerzo que conlleva y se sigue expandiendo”, explicó Marzetti.

Si bien en el mapa, el sorgo de Alepo parece tener mayor peso en la región central, el titular de la REM aclaró que puede haber  participado en la encuesta más gente de esa zona.“No significa que la situación sea más grave ahí que en el norte. Indefectiblemente, el NOA es la zona más complicada”, señaló.

Limpieza y rotación

Después de la cosecha, los productores deben poner en foco en las maquinarias ya que resultan un vehículo de la maleza resistente al glifosato.

Marzetti añadió que algunos trabajos preliminares de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres de Tucumán mostraban cómo el sorgo de Alepo bajaba por la ruta nacional 34 y luego se mostró que hubo surgimiento propio en otras zonas por nuevas malezas que se generaron. O sea que también hubo formación intrínseca en otros puntos del país, pero lo más importante fue el transporte que hizo el hombre con la maquinaria y herramientas y es muy difícil de limpiar.

Por eso, hizo hincapié en que salió un trabajo del INTA Córdoba que expone “un método superador de limpieza de la máquina con el uso de fardos de paja como para limpiar la maquina más rápido”.

Como recomendación, el especialista acentuó que “la rotación de activos es fundamental y esto va muy ligada a la rotación de cultivos. Es que con cultivos diferentes van herbicidas distintos y uno abre el abanico de posibilidades. El monitoreo es fundamental para manejar la maleza”.

En los últimos años, hubo un crecimiento exponencial de otras malezas resistentes.

Marzetti destacó que hay más interés en nuevos conocimientos: ”Esto hizo que se destapara la olla”. Y advirtió que mientras se sigan haciendo las mismas prácticas, el problema seguirá creciendo: “La aplicación de glifosato no la disminuye en absoluto y en lugares donde no está aún el problema, el cambio en la cultura del productor es muy lento”.

Sin embargo, glifosato tiene una penetración muy fuerte en los campos del país. “Es un herbicida único, histórico, que cumple con casi todos los beneficios. Se dice incluso que por décadas no se repetirá algo parecido, por suerte. Justamente porque es muy eficiente, muy eficaz, en las aplicaciones. Es poco tóxico y es barato. Eso hace que su uso sea masivo y es difícil reemplazarlo por precio y porque cubre un espectro de malezas que otros herbicidas no hacen”, afirmó Marzetti.