El girasol es clave en el norte argentino y tiene un gran potencial para seguir creciendo. Con ese marco, Nidera organizó en Charata, Chaco, un taller del que participaron técnicos de distintos puntos de esa región girasolera para analizar desde la elección del cultivar hasta el manejo más adecuado para esos ambientes.
Amelia Bertero, la fitomejoradora que conduce el programa de girasol de Nidera, explicó los objetivos actuales de su trabajo y las características que deben reunir los cultivares para el norte del país. “En las parcelas experimentales ya hemos obtenido rendimientos de más de 4.000 kilos por hectárea, por lo tanto ese es el potencial que tenemos que alcanzar a nivel de campo. Además, hemos obtenido contenidos de aceite del 50%, que nos ofrece una bonificación del 16% sobre el 42% de materia grasa considerado como base para obtener sobreprecios, ya que por cada punto porcentual por encima de la base crece un 2% el precio”, dijo la especialista.
Un alto porcentaje de autofecundación, que garantice un elevado nivel de cuajado de sus flores, es otra de las características que debe reunir un cultivar de girasol. De esa forma, se busca evitar lo que se conoce como “girasol colero”, que son aquellos cultivos en los que al momento de la recolección un gran porcentaje de las semillas salen vanas por la cola de la cosechadora.
A estos objetivos generales se suman la resistencia a herbicidas a base de imidazolinonas y sulfonilureas; la estabilidad de rendimientos frente a factores abióticos, como sequía y vuelco, y factores bióticos representados por varias de las enfermedades que atacan al girasol. Además, el mejoramiento genético del girasol también apunta a la calidad del aceite, como es el caso de los híbridos alto oleico.
Con respecto a las características específicas que se buscan para los girasoles del norte del país, Bertero puntualizó que “Trabajamos fundamentalmente con híbridos de ciclo intermedio y los comparamos con los de ciclo largo de cada región para que tengan el mismo o mayor potencial de rendimiento”. Por otro lado, buscan cultivares con capítulos decumbentes que tienen la ventaja de insertarse dentro de la masa foliar y de esa manera evitar el ataque de los pájaros. “No anulan el problema –dijo la especialista-, pero al menos los reducen”.
Entre las cualidades que siguió destacando Bertero para los híbridos más recomendados para esa región aparecen: buen cuaje de las flores, sensibilidad al fotoperíodo (“Que le permita acumular rápidamente horas luz acortando los días a floración”), resistencia a vuelco (“Afortunadamente hay diferencias genéticas que podemos aprovechar en el mejoramiento”) y resistencia a sequía que es un problema muy fuerte para las siembras de girasol en el norte (“Para la selección aprovechamos las situaciones de estrés en floración, cuando la demanda del cultivo es muy alta y se produce el quemado de las hojas”).
También incluyó la resistencia a herbicidas para ayudar a combatir malezas
resistentes (“Que tienen los híbridos Clearfield y Clearfield Plus”) y la
resistencia a enfermedades (“Como Downy mildew y Roya negra, que se destacan en
esta región junto con el grupo de las enfermedades de fin de ciclo”).
Manejo de malezas
Pablo López Anido, asesor del sudeste de Santiago del Estero, se refirió al monitoreo y control de malezas duras en el NEA indicando en primer lugar que “Este no es un problema de un cultivo sino que es un problema del lote” y presentó la información del Programa REM (Red de Conocimiento en Malezas Resistentes) de Aapresid que propone cambios de actitud y del manejo agronómico en el control de esas especies. El técnico expuso los antecedentes de las malezas resistentes y mostró un mapa con la intensidad del problema en las distintas provincias, entre las que se destaca la complejidad que alcanzó en Córdoba. “Las malezas cambiaron, es hora de cambiar”, dicen en Aapresid.
Los desafíos que planteó López Anido son: realizar el monitoreo preventivo de los lotes, manejar mayor cantidad de herbicidas, ser más proactivos frente a manchones o infestaciones tempranas, rotaciones y cultivos de cobertura, el desarrollo de controles mecánicos –“Creo que se debería trabajar en la generación de nuevas máquinas”, indicó López Anido- y la adaptación a las tecnologías que se vienen, entre las que citó: glufosinato, Als resistentes, Enlist, Xtend y Hppd.
Paquete de híbridos
Entre el amplio portfolio de híbridos de girasol que ofrece Nidera, Juan José Covolo –del servicio técnico de la semillera- destacó la adaptación de tres cultivares a las condiciones que ofrecen los ambientes norteños. Por un lado, presentó los nuevos híbridos Paraíso 1000 CL+ y Paraíso 1100 CL+, ambos con la tecnología CL Plus, una tecnología desarrollada en el departamento de Biotecnologia de Nidera, y que combina la resistencia a imidazolinonas con altos rendimientos. De esta forma, los híbridos CL Plus aparecen como una herramienta disponible frente a las malezas difíciles de esas regiones, entre las que se destacan: Flor de Santa Lucía, Rama Negra, Sorgo de Alepo, Raigrás, Gomphrena y el maíz RR guacho.
El Paraíso 1000 CL Plus se destaca por un excelente potencial de rendimiento y una muy buena estabilidad que le permite obtener esa elevada productividad en diferentes ambientes. Además es resistente a Mildew y a Verticillium, con muy buen cuajado y vuelco de capítulo.
En el caso del Paraíso 1100 CL Plus, el potencial para obtener máximos rindes y los altos porcentajes de materia grasa se destacan entre sus principales características. A esto se suma la excelente caña y vuelco del capítulo -que le permite mantener un destacado comportamiento frente al ataque de pájaros-, y una alta sanidad.
Frente a uno de los híbridos más difundidos de la competencia, Paraíso 1000 CL Plus tiene un ciclo 10 días menor y Paraíso 1100 CL Plus 12 días menor, sin que esto se manifieste en una reducción de sus potenciales de rendimiento. La nueva tecnologia CL Plus aventajó a la vieja CL en que es mas amigable con la rotación ya que al disponer de menor residualidad permitiría sembrar soja de tercera sin inconvenientes.
“Para aquellos productores interesados en girasoles con alto contenido de oleico –dijo Cóvolo- proponemos para la zona norte el híbrido Aromo 11, que en los ensayos de la última campaña mostró el más alto contenido de materia grasa, con alto potencial de rinde, muy buen vuelco del capítulo y excelente sanidad”.
Panel de manejo
El panel con técnicos de distintas regiones moderado por Guillermo Alonso, gerente del servicio técnico de Nidera, aportó abundante información sobre el manejo del cultivo de girasol en el norte argentino. Participaron Iván Vrodljak, asesor de empresas agropecuarias en el centro y este de Chaco; Eduardo Zini, de la empresa MSU que siembra una importante superficie en distintas regiones, entre las que se encuentran el oeste chaqueño y el este santiagueño; y Jorge Santos que asesora una empresa familiar muy importante del norte de Santa Fe.
Las lluvias invernales son decisivas en el área que ocupa el cultivo en esas zonas, llevando a variaciones entre años muy importantes. Frente a esto, Alonso preguntó en primer lugar sobre las estimaciones de la superficie que dedicarán al girasol en la próxima campaña y la cantidad de agua acumulada que deberían mostrar los suelos para decidir el inicio de la siembra. Zini explicó que todavía están cerrando los contratos de alquileres de campos, pero que están un poco escépticos sobre la superficie que destinarán a girasol en la próxima campaña, cree que este año será menor a las 7.000 hectáreas que sembraron en 2012. En todos los casos coincidieron en que los perfiles debían estar bien recargados antes de iniciar la siembra, con al menos 100 milímetros de agua útil en el perfil del suelo y con fechas de siembra a partir del 15 de julio. En cambio, Vrdoljak dijo que en el marco de la sequía del año pasado el girasol presentó un mejor resultado económico que la soja, por lo tanto tiene la idea de mantener o incrementar la superficie dedicada al cultivo. Además, explicó que en zona prefería esperar a arrancar con un muy buen nivel de humedad y no le asustaba que para conseguir esa condición tuviese que atrasar la siembra, incluso hasta principios de octubre. Según Santos, en el norte de Santa Fe el agua acumulada en el suelo al momento de iniciar la siembra no es tan limitante como en Chaco ya que es más fácil completar la humedad del perfil y adecuar la fecha de siembra no tanto por el agua sino en función de otras condiciones.
El segundo tema del panel estuvo ligado a la elección de los ciclos de los cultivares. “¿La prioridad hoy pasa exclusivamente por trabajar con ciclos largos o la diversificación hacia materiales con mayor materia grasa, de ciclos más cortos, es un valor agregado para permitir una anticipación de la siembra de soja de tercera o de un maíz o sorgo tardío?”, los interrogó Alonso. El asesor de MSU explicó que buscan ciclos intermedios -que les permiten capturar las lluvias de octubre/noviembre en plena floración- y que le dan mucha importancia al comportamiento sanitario y al contenido de materia grasa, aclarando que en los últimos años están muy dedicados a la producción de girasoles alto oleico. Vrdoljak explicó que para su zona buscaba ciclos largos con capítulos decumbentes para evitar pérdidas por pájaros y destacó la importancia de contar con materiales que reciben bonificaciones por materia grasa. Para el norte de Santa Fe, Santos indicó que apuntan a un mix de materiales de distintos ciclos y que prevalece en la elección el mayor potencial de rendimiento, por lo tanto la estabilidad y la trayectoria del cultivar son decisivas.
Frente a la problemática que plantea la llegada de malezas duras a la región, todos los panelistas coincidieron en que las tecnologías Clearfield y Clearfield Plus constituyen herramientas muy valiosas para el control de esas especies. Sin embargo, Vrdoljak advirtió que, en su zona, quedaría limitada la posibilidad de mantener la rotación actual de muchos lotes que pasan de girasol a sorgo, dado que restringiría la siembra de ese cereal. Tanto Zini como Santos coincidieron en que en sus regiones los cultivos de tercera prácticamente los están erradicando, por lo tanto consideran que los cultivares Cl y Cl Plus irán ganando terreno de la mano del crecimiento de la siembra directa y en la medida que aumenta la presencia de malezas que no se pueden controlar con los herbicidas preemergentes tradicionales.
Las lluvias invernales tendrán la última palabra, pero el taller de girasol organizado por Nidera en Charata dejó la mesa puesta para que el cultivo siga aumentando su presencia en el norte argentino.