Todos los elementos han confluido para que la exposición ganadera bonaerense, que LA NACION realizó este año en Olavarría, constituyera una prueba exitosa y satisfactoria para los productores y las gentes de esa ciudad y zonas rurales aledañas que se sumaron a la convocatoria. Fue la primera vez que esta muestra tuvo lugar en el partido desde donde sale la mitad de la producción cementera total de la Argentina, y que desde hace tiempo concentra, además, el mayor rodeo bovino de Buenos Aires, con más de 700.000 cabezas en la actualidad. Esa magnitud, reflejo de un potencial numérico que supera al de no pocas provincias, está afirmada por la excelencia de los planteles ganaderos de sus praderas.
La Exposición Ganadera de Olavarría contó con la colaboración eficiente del municipio local, a cargo de José María Eseverri, intendente surgido de las entrañas del Frente para la Victoria, pero desencantado, en los últimos años, con las administraciones políticas de la Nación y de la provincia. Eseverri milita en el conglomerado político que va ocupando espacios, detrás del liderazgo virtual del intendente de Tigre, Sergio Massa, en lo que hasta aquí han sido manifestaciones políticas sedicentes respecto de una conducción política nacional que tiene cada vez más dificultades para controlar las que considera como propias tropas. Massa se hizo presente en la comida de los productores junto con los intendentes de General Villegas, Mercedes, Miramar y Hurlingham.
Cuatro fueron las asociaciones de criadores bajo cuyos auspicios se presentaron los planteles en exhibición: Hereford, Limousin, Shorthorn y Limangus. Los jurados dictaminaron sobre las calidades de mayor excelencia entre los animales presentados, que en conjunto expresaron la elevada calidad genética que se está obteniendo en nuestras razas bovinas. Con los conjuntos que entraron para los remates, hubo un total de casi 2000 cabezas, número considerable para encuentros de este tipo.
En el balance de lo ocurrido en Olavarría debe destacarse que los productores ponen hoy más énfasis en las condiciones generales de inseguridad jurídica y física por las que se atraviesa, y en las consecuencias del proceso inflacionario que eleva los costos e introduce elementos incontrolables en la administración de los establecimientos, que en el desinterés y desconocimiento de la política gubernamental por los logros que el campo en su conjunto ha aportado a la sociedad en los últimos diez años.
No se ve cómo ese juicio puede a estas alturas ser enmendado. De ahí la explicación de por qué en cada oportunidad de la exposición en que hubo la posibilidad de establecer diálogo con las figuras políticas que se acercaron a Olavarría, la constante fue el reclamo de que la oposición se una, por encima de las diferencias que particularizan a cada sector, y se conforme una alternativa electoral válida para el actual estado de cosas. Por las respuestas que obtuvieron, podría decirse que los productores hallaron la satisfacción, al menos, de constatar que entre los dirigentes políticos se ha hecho carne, más que en tiempos anteriores, la necesidad de recorrer con urgencia ese camino, pero con propuestas sobre cómo gobernar y no sólo con críticas a una administración que ha perdido, en palabras del ex ministro de Economía Roberto Lavagna, "el control de las cuentas públicas"
Lavagna provocó aplausos de los 300 asistentes a la comida de los productores cuando afirmó que deben superarse dos dificultades centrales para cambiar el rumbo colectivo de los argentinos: la primera, salir de la visión cortoplacista con la que el Gobierno, la clase política e innumerables expresiones sociales, como los medios e intelectuales tantas veces, responden a los requerimientos de fondo y a las oportunidades del país; la segunda, sepultar de una vez por todas la codicia inadmisible de que quien llega al Gobierno "lo toma todo".
En suma, Olavarría fue escenario de una fiesta de nuestra ganadería, enriquecida por las nuevas tecnologías, como las que se observan en las praderas con pasturas capaces de tolerar mayor carga para los rodeos, y un acontecimiento que puso en evidencia el interés excepcional que han abierto los tres grandes procesos políticos de 2013: el cierre de oficialización de candidaturas, en junio; las elecciones primarias abiertas, en agosto, y las elecciones generales, en octubre.