Amuyen es un término mapuche, que significa "en camino con otro". Al bautizar de esa forma a su empresa, Armando Urbano quiso sellar a fuego una filosofía de trabajo basada en el compromiso y el respeto, camino que lo llevó a estrechar vínculos con grandes marcas como CLAAS y Mercedes Benz.
Uno de los valores más reconocidos de la marca CLAAS en el país es su rápido y eficiente servicio técnico. Lo que pocos saben, es que detrás de esa eficiencia hay profesionales y empresas preocupadas por dar lo mejor para que el productor siempre pueda seguir trabajando. Uno de estos actores clave al servicio de los motores CLAAS es la firma Amuyen Rectificaciones, de General Pico, La Pampa, con más de 25 años en el mercado que la llevaron de de ser un taller generalista que atendía principalmente vehículos particulares y camionetas, hasta convertirse en el servicio técnico oficial de motores Mercedes Benz.
En el trabajo a campo de una cosechadora o una picadora con muchas horas de uso exigente, acecha la posibilidad de que el motor sufra un desperfecto y deba ser reparado para que la máquina pueda entrar nuevamente en funcionamiento. Es entonces cuando aparece en escena el rectificador de motores, un trabajo que requiere precisión, conocimiento y tecnología adecuada.
“El servicio de reparación, al menos en nuestro caso, consiste en tomar el motor, desarmarlo por completo, lavarlo y diagnosticarlo –paso muy importante, por la cantidad de periféricos que influyen sobre su funcionamiento–. Una vez hecho el diagnóstico se pasan las piezas a maquinado, y después viene el ensamble”, detalla Sebastián Urbano.
En caso de rotura del motor de una maquinaria agrícola en medio de una jornada de trabajo, resulta importante contar con un servicio de reparación que asegure una vuelta al trabajo en el menor tiempo posible; por lo que, en ese caso, se procede a reemplazarlo por un motor reconstruido a nuevo para poder continuar con el trabajo. “¿Cómo funciona el sistema? El señor que está en el campo con su motor roto le avisa al centro CLAAS más cercano quien se pone en contacto con nosotros y en menos de 36 horas llegamos al campo. En caso de cambio del motor, la máquina puede seguir trabajando”, explica Urbano.
En nuestro país, según el hombre de Amuyen, los trabajos más comunes de reparación están asociados al sistema de inyección: “la calidad del gasoil en Argentina no es la mejor, y hay mucho deterioro del combustible entre el compañía que lo provee y el usuario, ocasionando el tipo de fallas más corrientes de hoy en día”.
Para evitar estos desperfectos, se hacen servicios preventivos durante el invierno: “En ese caso, vamos y verificamos que todas las funciones del motor estén en orden, y mediante la gestión electrónica y la pericia de los técnicos, determinamos si hay que hacerle un repaso mecánico al motor en inyección, turbo, regulación de válvulas y el compresor”.
Sin embargo, lo normal es que el trabajo de reparación se pida a la hora de la rotura: “a diferencia del mercado de la industria del petróleo donde se trabaja más preventivamente –allí también está inserta la empresa–, en maquinaria agrícola no existe la cultura de hacerlo por cantidad de horas, sino que generalmente se trabaja por demanda al momento en que se produce la falla”.
En este negocio, la logística es un aspecto medular. Amuyen, desde la región central del país, atiende las demandas de todo el territorio, e incluso trabaja ocasionalmente en Uruguay y Paraguay. Para la atención de los clientes CLAAS, durante la campaña y en los tratamientos preventivos, destina tres camionetas y un camión, además de contar con 40 motores de recambio, “una cantidad muy importante, producto de la decisión de CLAAS de invertir muchos recursos para asegurar una atención al cliente eficiente”, destaca Urbano.
Cambios tecnológicos
Actualmente, algunas cosas han cambiado mucho respecto de un cuarto de siglo atrás, cuando Armando, luego de 30 años de trabajo en el rubro decidió armar su propio emprendimiento. “Hoy la sobreoferta de servicios es muy grande, porque en los últimos 10 años se duplicó la cantidad de rectificadoras, por la tendencia del personal de estas empresas de trabajar en su casa”, afirma Sebastián. Sin embargo, dicha tendencia no sólo significó un incremento de la competencia, sino que también “emparejó el mercado hacia abajo, porque pocos compran máquinas de primera línea, y hay muy pocos talleres que tienen a sus empleados capacitándose”.
En este sentido, Urbano señala que Amuyen se diferencia claramente: “Tecnológicamente estamos al nivel de cualquier rectificadora de los países centrales. Tuvimos la ventaja de equiparnos mientras no había inconvenientes para el ingreso de maquinaria. Tenemos la política de utilizar equipos de reparación de calidad, que duran muchos años, pero valen mucho dinero. La última que compramos, el año pasado, cuesta 7 veces más que la que le sigue en precio y calidad, por ejemplo”.
Otro de los grandes cambios atañe a la tecnología y los materiales incorporados en los motores: “los motores mecánicos convencionales no poseían turbo –un elemento que permite que ingrese más aire al cilindro, mejorando la combustión–, y eran motores atmosféricos de inyección mecánica. Hoy no sólo tienen turbo, sino que además la influencia de la electrónica dentro del motor es altísima, los controles, los caudales, todo se regula electrónicamente. Y en lo que hace a la tecnología de materiales, por ejemplo, un pistón de hace 30 años de aluminio era muy diferente a un pistón actual. Ya hay camiones en Argentina que usan pistones de acero inoxidable”, indica Urbano.
Con los líderes
“Mercedes Benz es la marca que ha generado los prototipos de los cambios tecnológicos; es decir, que son los dueños de la información y de la ingeniería”, afirma Urbano. Además, sostiene que al ser coterránea de CLAAS y tener filiales en todo el mundo, la empresa de maquinaria agrícola la elige por la posibilidad de prestar servicios cruzados. Por otro lado, indica que “la fidelidad de los motores Mercedes, su sencillez y la relación costo-beneficio son muy buenas”.
Por otro lado, la relación de Amuyen con CLAAS se remonta a 14 años atrás, cuando comenzó a atender su flota de camionetas, para luego, con el tiempo, trabajar sobre los motores de algunas maquinarias. “Una vez que se fue haciendo más grande la cantidad de picadoras y cosechadoras CLAAS en el país, nos fueron pidiendo más profesionalización. Por esa época también empezaron a aparecer los motores electrónicos, y en ese momento nosotros incorporamos dentro del banco de pruebas la posibilidad de trabajar sobre la gestión electrónica”, cuenta Urbano.
“Paralelamente a eso, teníamos la necesidad de ser autorizados en Mercedes
Benz para poder atender oficialmente a la marca, y no solo por recomendación, lo
que logramos con la ayuda del grupo CLAAS, formando parte de la red desde el año
2006”, agrega.
Hoy la mayor parte de la demanda del trabajo de la empresa –un 40%–, proviene
del área agropecuaria. El resto se divide entre el transporte (25%), la
industria petrolera (20%) y los vehículos particulares (15%).
CLAAS no sólo garantiza y respalda el trabajo de Amuyen, sino que le aporta capacitación. “Anualmente, nos brindan formación sobre la incidencia del motor en el trabajo de la máquina. Es decir, que cuando el motor está trabajando al 80%, puede que las cuchillas estén desafiladas o que a los neumáticos les falte aire. Con CLAAS aprendemos el funcionamiento de la máquina para poder asociarlo con el buen funcionamiento del motor, y de esa manera le brindamos un servicio excepcional al cliente”, resalta Urbano.
“Además –concluye el hombre de Amuyen– tener un cliente exigente como CLAAS te hace estar preparado para cualquier trabajo”