Entre los productores de ajo de Mendoza, la mayoría coincide en que este año la ecuación le cierra a algunos pocos: con insumos como combustible y cajas que multiplicaron su costo, fletes que subieron el doble en dólares y un tipo de cambio que no deja oxígeno, la rentabilidad para el exportador de ajo llegó su límite.
A tal punto que la superficie productiva, el último año perforó su piso de los últimos 17 años: en 2012 casi 16 mil hectáreas implantadas se recortaron a la mitad, y en este ciclo el combo de factores en contra retraerá la superficie un 25%, según estimaciones del sector.
Según el Panorama de la Producción del Ajo elaborado por el IDR, la superficie cultivada con ajo aumentó de 8.763 hectáreas en el ciclo 1996/97 a 15.876 en 2011-12, con una tasa de incremento interanual del 7%.
Aunque admite que la caída a 8.480 para la campaña 2012-13, redujo el promedio del área productiva colocándola al nivel registrado 17 temporadas atrás. Otro indicador del retroceso en la producción ajera es su distribución por oasis, sobre todo en dos de ellos: la zona Centro, que ocupaba 41% entre 1996 y 1997, hoy representa solo la mitad, en tanto que el Este pasó del 12% al 3% del área cultivada provincial.
Juan Chiapinotto, hasta hace poco gerente de Asocam (la cámara que nuclea a los exportadores de ajo), aporta una mirada más pesimista. "La situación está complicada, al punto que muchos deciden sembrar menos. En noviembre se verá si se vuelve tan crítica como para tener que arrancar cultivos", analiza.
En un año particularmente difícil, la información será clave. De ahí que mientras se esperan los números del pronóstico del IDR, Asocam y el INTA avanzan en la realización de monitoreos satelitales para precisar cuánto de los oasis productivos ocupará el ajo en esta temporada e, incluso, discriminar la distribución entre el tipo blanco, del que todos esperan menos volumen, morado (su siembra está en los tramos finales) y el colorado.
Según publicó Diario los Andes de Mendoza, Chile, con arancel 0 gracias a un acuerdo de libre comercio, ya desplaza al ajo argentino en México, un destino prometedor. La brecha es importante: mientras el ajo chileno puede ingresar a unos u$s 15, el producido en Mendoza debería venderse entre u$s 25 y 28.Para colmo, se prevé que China cuente con una producción 30% superior y hay pocas esperanzas de lograr una demanda de 1 millón de cajas desde Europa, concretable con otros precios.
Por eso es que algunos aseguran que lo que sembraron en 2012 en este ciclo será la mitad. "Brasil demandó 7 millones de cajas en 2012, y ahora la expectativa llega a poco más de 4 millones. Pero el problema no son los mercados, sino nosotros", enfatiza el empacador José Spitalieri, que se queda con 110 hectáreas de 200 que tenía y prevé reducir 1/3 al personal de su firma.
Un caso paradigmático es el de Sanes, uno de los galpones más grandes de la provincia que, incluso, llegó a la Legislatura hace poco más de un mes: con un nivel de endeudamiento que ronda los $ 10 millones, la empresa expuso el riesgo que atraviesa de recurrir a una convocatoria de acreedores. Es que la firma de Rodeo del Medio, en temporada, da trabajo a unos 700 operarios.