La Argentina demandó a la Unión Europea (UE) ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) por la implementación de restricciones al ingreso de biodiesel argentino a países de ese continente.
Se trata de un nuevo paso en la controversia que se inició con España en abril de 2012, en plena discusión por la expropiación de YPF a la española Repsol.
Hoy, el conflicto se enfoca en general contra la UE, y en particular contra Francia, Italia, Bélgica y Polonia, países donde las leyes comerciales son violatorias de los tratados de la OMC, según las autoridades argentinas.
Estos países y la UE en general, indicó la Cancillería, aplican un trato menos favorable al biodiesel argentino respecto del proveniente de otros orígenes, en particular al producido en países comunitarios.
Europa fue el principal destino de las exportaciones argentinas de biodiesel desde que se montó el negocio, en el año 2006. Pero desde hace un año, las complicaciones se instalaron en el seno de la relación comercial, tanto que hoy la producción de biodiesel argentino está virtualmente congelada, con plantas que sólo producen para un cupo pequeño en el mercado interno, que con suerte llegará a consumir este año poco más de un cuarto de toda la capacidad productiva nacional.
Como ya lo hizo con éxito el año pasado, el gobierno argentino recurrió al mecanismo de solución de diferencias de la OMC ante las crecientes restricciones de compras de biodiesel por parte de la UE. Por estas disposiciones, mientras hasta marzo de 2012 el país enviaba cinco barcos y medio cargados con biodiesel por mes a ese continente, este año envía uno solo.
La OMC tiene sesenta días para convocar a las partes a una audiencia, antes de que la Argentina pida la conformación de un panel, una suerte de juicio internacional.
En 2012, tras la presentación argentina que incluyó también a los Estados Unidos por la restricción a las compras de limones y carne se distendieron las restricciones de España, por eso el país no avanzó en la querella.
Europa limita el ingreso del biocombustible argentino producido a partir de soja para promover su industria local.
En la formalidad, las acusaciones van desde presunto dumping hasta cuestiones medioambientales. Según la UE, las emisiones de gases efecto invernadero en el proceso de elaboración de biodiesel nacional están por encima de las deseadas, aunque el país ha podido certificar que no es así, según explicó a El Cronista Gustavo Idígoras, asesor externo de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio).
Las firmas nucleadas en esa cámara empresaria respaldaron a través de un comunicado la decisión de la Cancillería de presentarse ante la OMC. Ciertas regulaciones de los países miembros de la UE no permiten la libre venta o importación directa de biodiesel, protegiendo así de manera desleal a los productores de esos países y violando las normas de la OMC, se expidió la entidad en la que se encuentran firmas como Bunge, Dreyfus, Cargill y Aceitera General Deheza, entre otras.
Además, indicaron que la producción de biodiesel de soja en Argentina cumple desde sus inicios con todos los requisitos fijados por la UE.
La presentación de la Cancillería argentina fue más allá, y señaló que el país cuestiona también ciertas medidas que representan subsidios al biodiesel de origen comunitario y que afectan las condiciones de comercialización del biodiesel argentino. Mientras, la preocupación empresaria crece.