Sin embargo, en círculos del equipo económico se conoció que la expectativa del gobierno nacional es alcanzar los 7000 millones de dólares. Se trata de una cifra que contrasta con las estimaciones de consultoras y economistas no oficialistas, que creen que la recaudación podría rondar o superar los 2000 millones de dólares, pero difícilmente acercarse a los 4000 millones que arrojó como resultado el último blanqueo del período kirchnerista, producido en 2009.

"Tráigala de vuelta...y póngala a producir." Tal consigna podría perfectamente servir para el proyecto de blanqueo de moneda extranjera no declarada que propicia el gobierno de Cristina Kirchner. Sin embargo, esa frase fue parte de la campaña del gobierno menemista que en 1992, cuando ya regía la ley de convertibilidad de Domingo Cavallo, convocó a los argentinos que habían sacado dinero del país a traerlo de regreso.

Hay diferencias sustanciales entre aquel blanqueo noventista y el propuesto en los últimos días por el gobierno kirchnerista. Por un lado, el plan de exteriorización de moneda extranjera y bienes en el exterior lanzado por Carlos Menem se extendía por varios años; al actual, por tres meses. Por otro lado, el plan menemista obligaba a depositar los dólares exteriorizados que volvieran al país por un mínimo de 180 días en el Banco Nación u otra entidad financiera; también obligaba al dueño de ese dinero a pagar un impuesto que partía del 1% del capital si la exteriorización se producía en el primer año y se incrementaba al 3% si se efectuaba durante el cuarto año, además de abonar alícuotas adicionales por cada mes que se demorara la declaración de aquellos bienes.

"Tráigala de vuelta...y póngala a producir." Tal consigna podría perfectamente servir para el proyecto de blanqueo de moneda extranjera no declarada que propicia el gobierno de Cristina Kirchner.

El plan kirchnerista, en cambio, les concede un premio a quienes se acojan al blanqueo. Especialmente, si emplean la moneda exteriorizada para inversiones inmobiliarias, por la vía del canje de ese dinero por los Certificados de Depósito para Inversión (Cedin): podrán hacerse de un bien inmueble sin costo alguno por los impuestos no pagados en los últimos años. Quien destine esos fondos a la adquisición del Bono Argentino de Ahorro para el Desarrollo Económico (Baade), orientado en principio hacia el sector energético, recibirá además un interés anual del 4% en dólares; se trata de una tasa nada despreciable teniendo en cuenta que por un depósito a plazo fijo en los Estados Unidos ni siquiera se paga el 1%, en tanto que Brasil acaba de emitir títulos de deuda internacionales a una tasa del 2,75%. Claro que quien opte por este último bono deberá esperar hasta el año 2016 para recuperar el capital, lo cual en la Argentina siempre representa mucho tiempo.

Economistas como Luis Palma Cané justificaron su pesimismo sobre la recaudación que puede generar este blanqueo. Según este especialista, "se halla fuera de contexto", en tanto "definir un blanqueo mientras rige un cepo cambiario es, como mínimo, inapropiado". En tal sentido, se preguntó: "¿Quién traerá dólares, no sabiendo cuándo podrá volver a sacarlos? ¿Quién canjeará sus dólares, a los efectos de vender una propiedad, por los Cedin, sin la seguridad de que, posteriormente, podrían volver a cambiarse las reglas de juego?".

Para Palma Cané, la propuesta oficial tampoco tiene sentido de la oportunidad política. "¿Cómo recibirá la sociedad este blanqueo en medio de un escenario de eventuales imputaciones de lavado a determinados funcionarios y empresarios ligados de alguna manera al poder político?", se preguntó.

Un reciente estudio del Banco Ciudad busca aclarar esta cuestión sobre la oportunidad del blanqueo. Según el último informe económico semanal de esta entidad, la idea del Cedin es, por un lado, dinamizar el sector inmobiliario y, por otro, aumentar las reservas del Banco Central hasta tanto maduren las inversiones inmobiliarias, lo cual le daría al Gobierno un tiempo de "alquiler gratis" de reservas que permitiría postergar un ajuste del dólar oficial, al menos hasta las elecciones de octubre.

Para postergar la corrección cambiaria en el mercado oficial, el Gobierno busca inflar transitoriamente las reservas recurriendo a dinero negro

De acuerdo con la estimación de los economistas del Banco Ciudad, si la moratoria impositiva de 2009 generó un blanqueo de unos 4000 millones de dólares en un contexto económico más favorable que el actual, ahora, en una situación mucho más compleja, habría que esperar un monto inferior, que apenas alcanzaría para postergar la agónica dinámica de las reservas y los problemas de financiamiento de la YPF estatal.

Las reservas del BCRA cayeron unos 8000 millones de dólares en los últimos 12 meses y nada menos que 3500 millones en lo que va de 2013, equivalente a una tasa de caída anualizada del 24%. Paradójicamente, esta pérdida de reservas en la Argentina se produce en momentos en que casi todos los países de la región han visto incrementar las reservas de sus bancos centrales durante el mismo período.

Esa percepción conduce a la conclusión de que para postergar la corrección cambiaria en el mercado oficial, el Gobierno busca inflar transitoriamente las reservas recurriendo a dinero negro. Así, se empeñará en continuar su estrategia de ignorar la inflación y mantener atrasado el dólar oficial, aunque, como advierte el informe del Banco Ciudad, "el Gobierno seguirá inflando un globo cada vez más grande que alguna vez deberá desinflarse o explotar", al tiempo que "se están sembrando las semillas de una maxidevaluación", que ya se produjo en el dólar blue y que, tarde o temprano, podría llegar al oficial.