Episodios climáticos fuera de serie, que se suman al drama del cambio climático global, exigen revisar con urgencia la cuestión de fondo y la conducta de nuestra sociedad frente al tratamiento que se le da a la naturaleza.
Los servicios ecosistémicos que proveen algunos de los escenarios más cercanos a las ciudades más castigadas por las últimas lluvias descomunales, como los pastizales naturales de la región del Plata, contribuyen a atemperar estos fenómenos, reteniendo carbono en suelo y raíces, demorando el escurrimiento de aguas superficiales, contribuyendo a la recarga y filtrado de acuíferos subterráneos y promoviendo la existencia de una diversidad biológica que es, al mismo tiempo, forraje para el ganado, combate natural de plagas para la agricultura y un renovado recurso turístico.
Pero estos pastizales naturales desaparecen por el avance de la frontera de cultivos y forestaciones, regidos por el incentivo instantáneo que arrojan insuflados precios internacionales de commodities , sin que los productores rurales que aún los preservan siquiera se enteren de que sus propios campos están brindando servicios de los que toda la sociedad se beneficia en silencio.
Para corregir esta situación, funcionarios de las áreas de Agricultura y Medio Ambiente de seis gobiernos del Cono Sur -Uruguay, Paraguay y Brasil (Rio Grande do Sul), y de las provincias argentinas de Entre Ríos, Santa Fe y Formosa- se unieron a la iniciativa conservacionista liderada por BirdLife International denominada Alianza del Pastizal.
El objetivo de esa unión fue poder recibir la ayuda del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con el propósito de alcanzar una política concertada en materia de incentivos a la conservación de los pastizales naturales en el ámbito rural.
En la reunión de hoy, por realizarse en Montevideo, Uruguay, el grupo de ministros y demás funcionarios, junto con sus comitivas técnicas, lanzarán el Índice de Conservación de Pastizales Naturales (IPC), desarrollado por expertos de los cuatro países y probado en 120 establecimientos productivos de la región, que permitirá indicar de manera científica en qué medida cada establecimiento rural contribuye a la conservación de los pastizales naturales y a sus servicios ecosistémicos.
La idea de sus mentores es que cada gobierno pueda establecer un portafolios de incentivos a los productores en función de la calificación que el índice ofrece y, de esta manera, poder generar un nuevo círculo virtuoso en el que factores como la calidad forrajera, la agrodiversidad, la productividad vegetal y la cobertura de suelos para evitar la erosión (todos factores que están presentes en el índice) puedan ser premiados y reconocidos allí donde ocurren: tranqueras adentro.