Después de la especie de voto No positivo que terminó realizando el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, en su balbuceante defensa de las cifras del Indec ante las cámaras de la televisión griega, valen hasta los índices más heterodoxos para saber lo que realmente pasa en la economía.
Por estos días de cosecha avanzada, en la zona núcleo está prácticamente levantada toda la soja y el maíz, se puede encontrar un indicador válido del humor de los chacareros en los bares de los pueblos y ciudades de la pampa húmeda. Allí se observa un repentino cambio de hábito. A diferencia de la costumbre arraigada, los chacareros tragan esta vez su orgullo y sólo se animan a hablar de sus rindes cuando estos son discretos o en el mejor de los casos promedio. Pero de las sojas de 60 quintales y aún más, que se lograron con bastante frecuencia en la región de Marcos Juárez, Córdoba, ni pío. La tendencia a silbar bajito y no andar haciendo alardeo alguno es tan fuerte que no ha dejado en los bares ni a los fanfarrones de siempre. A sus rindes de fantasía en esta campaña no podrían engrupir a nadie por la simple razón que de eso no se habla. "Tengo un lote que me rindió 64 quintales por hectárea, pero no lo comentes. Si hay que mencionarlo poné que se lograron 50 quintales", recomendaba un productor en un intento por generar su propio Indec privado, "truchando" a la baja sus propios rindes de excepción.
En la única región donde no funciona este fenómeno de ocultamiento de rindes de excepción es en el norte del país incendiado por una seca de dos campañas que no dejó cultivo en pie. A la que se puede agregar algunas zonas de La Pampa y el sur cordobés. Lo cierto es que hay un ambiente de temor generalizado a sacar la cabeza ya sea por sufrir alguna persecución de la AFIP, por la inseguridad privada o por mostrarle la muleta del torero al Gobierno como para que embista con nuevas retenciones.
Por supuesto que también hay excepciones a esta actitud temerosa, con productores dispuestos a comunicar sus buenas nuevas (ver aviso de Nidera). Pero son los menos. Pocos son los que festejan en público.
Esta actitud reticente de los productores se traslada a sus decisiones que no pueden ser más que defensivas. Ante la inflación y la incertidumbre que provoca una brecha entre el dólar oficial y el marginal que ya superó el 70%, responden sentándose arriba de los silo bolsas. En lo que va de esta campaña, la retención de granos se traduce en casi un 40% menos de soja vendida con respecto al año pasado. Además, los chacareros saben que vienen perdiendo poder de compra año a año.
Según un trabajo de Juan Manuel Garzón, economista jefe de la Fundación Mediterránea, la soja puede comprar un 12,2% menos que el año pasado en términos de bienes de construcción y un 11,8% en relación a bienes de consumo.
La primera víctima de este ambiente donde nadie quiere ser destacado es la producción. Se encuentra afectado el mismísimo espíritu del que produce, que tiene que lidiar ya no con un Estado convertido en el "socio bobo", como lo suele describir el dirigente Néstor Roulet al mencionar que con las retenciones sólo comparte las ganancias, sino con un Estado policial. ¿Quién invierte en estas condiciones? Habrá que seguir más de cerca el heterodoxo índice recolectado en las charlas de los bares del interior.
Si aislarse y silbar bajito no es bueno para los productores, tampoco lo es para el país. La presentación que realizó el ex secretario de Agricultura, Marcelo Regúnaga, en la jornada organizada por la Fundación Producir Conservando, dejó en claro los costos que se pagan por la ausencia de negociaciones agrícolas para acceder a mercados relevantes de nuestra oferta exportable. "Con la excepción de Brasil, nuestros competidores están trabajando con nuestros principales mercados en una agenda de negociaciones que pueden afectar nuestra la competitividad en la próxima década", alerta Regúnaga.
México, que importa cereales por 3000 millones de dólares anuales, nos impone aranceles del 198% para el maíz y 67% al trigo. Obviamente no le vendemos ni un grano. Estados Unidos entra con arancel cero y participa del 90% de las importaciones mexicanas. A la ya larga lista de dificultades para exportar se debería agregar la ausencia de negociaciones agrícolas.
RESUMEN
21%
Consume el trigo
Del total de fertilizantes aplicados. A la soja y al maíz se les aplica el 25%, respectivamente
"Se va a vender la cosecha cuando se crea conveniente"
Luis Miguel Etchevehere
Presidente Sra