Desde el día 24 de abril, se nota un suave rebote de los valores. La mejora resulta evidente en el mercado interno.
Vamos a ver…
Ese día, el precio del disponible (Rosario) se acercaba a $1550. Y la posición mayo/13, a u$s 317, en tanto que del mismo mes para el siguiente año, a tan sólo u$s 304.
Hoy 29 de abril, el disponible ha girado en torno a $1670. Y la posición mayo/13, ha llegado a casi u$s 326 y la posición mayo/14 a u$s 306.
Como se advierte, la propensión a mejorar ha sido más fuerte para las operaciones de corto plazo. Para lo inmediato. Muy distinto es el cuadro para fin de año.
Está claro que el productor –como es lógico- pretende resguardarse frente al riesgo de una macro-devaluación. Y nadie racional debería sorprenderse frente a tal actitud.
Cuando existe una brecha de un 80% entre el tipo de cambio oficial y el marginal, es razonable que el temor a una depreciación de gran proporción cunda en el ánimo de todo decisor.
Ello explica –pese a la ajustada situación financiera- la tendencia al acopio de insumos, hoy valorados en términos de dólar oficial, y a postergar todo lo posible la venta de granos, hoy también valorados al cambio oficial, pero con la posibilidad concreta de que en un futuro próximo tengan un precio establecido en un nivel de dólar muy superior.
Pocos son hoy los que se preguntan si habrá devaluación de nuestra vapuleada moneda. La pregunta de la mayoría es cuándo será.
Los tiempos son fundamentales para decidir óptimamente. Porque hay que expresarlo con claridad: mientras ésta no ocurra, toda demora en la venta de soja operará en contra, pues la tendencia en los precios internacionales es a la baja. Y porque, además, los valores internos están sufriendo -y sufrirán- el desgaste que produce la inflación doméstica.
Lo dicho no necesariamente es válido para lo muy -pero muy- inmediato. Pues en este contexto, es posible que la actual – y suave- primavera de precios se sostenga por un breve lapso.
“¿Por qué?” preguntará el lector. Vamos a la respuesta. Para ello miremos a Sudamérica.
La oferta proveniente de Brasil sigue bajo la presión de una logística en apuros.
En tanto que la procedente de la Argentina sale al mercado en cuenta gotas. Es más, tan pronto el precio cae por debajo del nivel de $1650, prácticamente desaparece.
Según la información oficial, las compras totales de soja 2012/13 alcanzarían el 28% del total que, en principio, sería cosechado. Es decirde 48 millones.
En relación al promedio de los años anteriores, la demora en realizar operaciones resulta remarcable. Se calcula que para esta fecha, en otras campañas, las compras llegaban a más del 40%. Y no es porque la operación de trilla se encuentre demorada. Por el contrario, el avance de las máquinas ha sido destacable merced a las buenas condiciones climáticas a lo largo de casi todo abril.
Miremos, además, al hemisferio norte. La oferta norteamericana es tan tenue que casi no se ve.
El mercado de referencia estadounidense lo expresa cabalmente. La escasez de mercadería en EE.UU. a resultas de una la producción dramáticamente reducida más las exportaciones inusualmente elevadas dejan a la oferta en niveles de extrema situación.
Obviamente, nos referimos al presente. Pues las predicciones, por ahora, son alentadoras para la producción en la nueva campaña. Por eso la posición mayo luce claramente sostenida en tanto que la de noviembre se revela muy débil.
El mercado de Chicago es fiel testigo de la tendencia negativa en relación al momento presente. Bien lo revelan los máximos históricos alcanzados por el spread invertido de la posición mayo respecto al contrato de julio en el mercado de Chicago. El diferencial, notablemente elevado.
Así están las cosas en nuestro querido país. Resguardarse de una futura devaluación tiene sus costos. Habrá que decidir si éstos son menores a los beneficios del acopio.
Recordando a Hamlet deberíamos interrogarnos: ¿Acopiar o no acopiar? Esta es la cuestión.