La cuota Hilton de carnes vacunas de alta calidad, otorgada a nuestro país por la Unión Europea, es la más importante entre las varias cuotas comerciales que dispone la Argentina en el mundo. Tiene vigencia a partir del fin de la Rueda Tokio del Acuerdo General de Tarifas y Comercio de 1979. Se inició con 5000 toneladas anuales, que se fueron ampliando por sucesivas negociaciones, hasta alcanzar 29.500 toneladas, que tributan a su ingreso comunitario un arancel del 20 por ciento, muy inferior al que abonan las carnes en general a ese mercado.

Es considerada lo mejor del negocio de exportación de carnes cuando esta cuota se administra adecuadamente, lo cual no ha sido regla general, principalmente, cuando la asignación de los cupos ha recaído en las inexpertas manos del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.

Es útil recordar que la cuota anual inicia su ingreso en el mercado europeo el 1° de julio y vence el 30 de junio siguiente, período en el que se debería exportar un flujo relativamente constante de estos cortes con cierta estacionalidad propia de la demanda europea. Esto exige comenzar los embarques a partir de las primeras semanas de junio de cada año para ingresar en Europa a principios de julio, de manera de abastecer ordenadamente la demanda de los siguientes 12 meses.

Sin embargo, por decisiones administrativas inconsultas, el comienzo de las exportaciones de cada ciclo fue demorado en tres y hasta cinco meses, con lo cual el mercado resultó inicialmente desabastecido para luego terminar sobreabastecido, con perniciosas consecuencias: por un lado, precios más bajos para la segunda mitad del ciclo y, por otro, la imposibilidad de proveer la totalidad de la cuota, particularmente en los últimos años. Han tenido asimismo influencia en esta claudicación la declinación del stock ganadero, que restó los novillos apropiados para estos envíos, así como el atraso cambiario, la inflación en dólares, la crítica situación de la industria frigorífica y la persistencia en privilegiar el consumo interno por sobre la exportación, instrumentada bajo variadas disciplinas, que conforman un ámbito de baja competitividad internacional. Todo ello implicaría para el año actual un déficit de abastecimiento de la cuota, estimado en 8000 toneladas. Como resultado, el país está perdiendo preciosos ingresos externos que se extienden a toda la cadena productiva. Al guarismo estimado para el período actual, deben sumarse 10.900 toneladas para 2009/2010; 2200 para 2010/2011 y 11.325 para el siguiente.

Mientras ello ocurre con la cuota Hilton, nació otra cuota, en este caso multilateral, fruto de un acuerdo entre los EE.UU. y la Unión Europea, de 45.000 toneladas sin tarifa de ingreso y libre de hormonas, a la cual tienen acceso todos los miembros de la Organización Mundial del Comercio que cumplan requisitos técnicos establecidos, como una alimentación balanceada de los animales en corrales durante por lo menos 100 días, entre otros.

Al presente, además de los mencionados, han logrado su acceso Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Uruguay, no así nuestro país, pese a los intentos realizados. Enmendar los groseros errores mencionados en la administración de la cuota Hilton y cumplir los requisitos para acceder a la nueva cuota son deberes inexcusables y de rápida ejecución. Si a ello se agrega que por motivos de variada naturaleza, principalmente sanitaria y de intervención estatal, las carnes vacunas argentinas no tienen acceso al 37% del mercado mundial, se comprenderá la imperiosa necesidad de sumar impulsos y restar agravios para recrear el escenario propicio para una nueva y gran industria ganadera nacional.