Paralelamente al reclamo de algunas entidades por una recomposición del precio de la leche, el mercado sigue comportándose con la lógica del faltante de producción. Así la tendencia a la suba del precio en tranquera -que se aceleró al principio de año cuando se tomó conciencia del impacto negativo que había tenido el clima y los malos números en la economía de los tambo-, sigue un derrotero firme para arriba, con un ritmo de diez centavos por mes desde enero.
Consultas a productores de distintas cuencas confirman que ya en marzo hubo liquidaciones que alcanzaron los dos pesos el litro de leche. "Es difícil saber lo que uno está cobrando hasta muy entrado en mes porque depende de la nota de crédito que te hace la industria. En febrero terminamos cobrando 1,92 pesos el litro y marzo estamos 1,84 sin la nota de crédito pero seguramente llegaremos a dos pesos", aseguró un productor del sur de Córdoba.
En el centro-este de Córdoba, una productora señala que si bien su tambo cobró dos pesos por la leche de marzo, el promedio de la zona fue de 1,93 pesos. "Aunque para abril aún no está definido estamos pidiendo 2,2 pesos. De todas maneras esto no arregla el rojo financiero que hemos estado sufriendo los últimos meses", explica.
Al mismo tiempo que sucede la suba del precio también se están acortando las fechas de pago. Industrias grandes y pequeñas negocian para retener o incorporar los tambos una mejora en los plazos. Desde el abasto bonaerense, los nuevos dueños de Lácteos Cono Sur han impulsado la demanda de materia prima con precio y plazo a fin de recuperar leche perdida en los últimos tiempos. "Estamos teniendo muy buena comunicación con ellos. Con ellos achicamos los plazos de pago a 37 días además de lograr un precio para marzo de 1,97 y para abril de 2,05", destacaban un productor que se incorporó a principios de año.
Desde la industria se quejan que el reclamo por una recuperación no parece tener fin. "A principios de año te firmaban si el precio llegada a 2 pesos o incluso un poco menos. Ahora piden 2,2 o 2,4 porque dicen que si ajustan por inflación el precio tiene que ser ese", se lamentaba un industrial desde el oeste de Buenos Aires. "Hoy no hay ningún negocio en el campo que brille. El precio de la carne está congelado desde hace dos años y ni hablar de la soja a 1.600 pesos la tonelada. Los tamberos no pueden pretender estar en el mejor de los mundos en una Argentina con una inflación de más del 20 por ciento que destrozó todos los negocios. Pero con estos valores han mejorado notablemente la relación con la soja y el maíz, sus principales insumos".