El Centro de IDEAS UNSAM relevó un informe sobre la Sostenibilidad de Biocombustibles e indicadores GBEP abriendo el debate internacional sobre los beneficios y riesgos de los biocombustibles.
El sector de biocombustibles muestra gran dinamismo a escala global, incluso en el actual período de crisis mundial. Su rápido crecimiento reciente se apoya en buena medida en las preocupaciones relativas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a mejorar la seguridad energética, aunque cabe notar que su gran dinamismo también ha despertado ciertas preocupaciones ambientales y sociales.
El debate internacional sobre la sostenibilidad de la producción y uso de biocombustibles se enmarca en la crisis económica global, la preocupación creciente por la amenaza del cambio climático y las propuestas de “economía verde”.
Por un lado, se destaca que los biocombustibles pueden favorecer el avance hacia objetivos de seguridad energética y de desarrollo sostenible y, al mismo tiempo y bajo ciertas condiciones, contribuir a mitigar el cambio climático. Sin embargo, si no se toman determinados recaudos, en algunos casos y situaciones los biocombustibles también pueden aumentar la presión sobre ecosistemas valiosos y ocasionar la pérdida de biodiversidad y de recursos hídricos, comprometer objetivos de seguridad alimentaria, aumentar la deforestación y la pérdida de humedales, alterar la recarga de acuíferos, contribuir a la degradación de tierras, afectar la productividad agrícola y desplazar comunidades locales en aquellos lugares donde la tenencia de la tierra es precaria.
Por su parte, en los países en desarrollo el cambio de usos tradicionales de energía hacia distintos tipos de bioenergía moderna puede reducir el número de enfermedades y muertes derivadas de la contaminación del aire en interiores, liberar a mujeres y niños de la tarea de recolectar leña y reducir la deforestación.
Asimismo, puede disminuir la dependencia de los combustibles fósiles importados y, en consecuencia, mejorar el balance comercial así como mejorar cuestiones relacionadas con la seguridad energética nacional, expandir el acceso a servicios energéticos modernos, fomentar la creación de infraestructura (carreteras, telecomunicaciones, escuelas, centros de salud, etc.) en áreas rurales pobres e incrementar el ingreso de pequeños agricultores. Y en los centros urbanos, el uso de biocombustibles en el transporte puede mejorar la calidad del aire.
Según una proyección de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, 2011), los biocombustibles podrían proveer hasta un 27% de energía para el transporte en 2050 (partiendo de un 2% en 2005) en un escenario orientado a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (que apunte a una reducción de dichas emisiones del 50% entre 2005 y 2050). Esto implicaría un incremento en la demanda de biocombustibles del 60% cada 10 años (pasando de 2,5 en 2010 a 31,5 en 2050).
En la dimensión social intervienen, sobre todo, los elementos clave que hacen al desarrollo social y la calidad de vida de la población. En este aspecto, debe tomarse en cuenta no sólo el efecto del potencial aumento de precios sobre los productos alimenticios humanos sino también los efectos sobre la alimentación animal. Todo esto podría redundar en un menor acceso a alimentos por parte de los segmentos de población más pobre.
Adicionalmente, debe considerarse que muchas de las materias primas utilizadas en la producción de biocombustibles también tienen otros usos (alimentos o forrajes), y en la mayoría de los casos, esos otros usos son predominantes. La diferenciación entre la cantidad de materia prima destinada a la producción de biocombustibles y a otros usos es fundamental. No considerar este factor significa sobreestimar los impactos en el medio ambiente.. Sin embargo, no hay información disponible que permita identificar espacialmente el porcentaje de los cultivos destinados a biocombustibles.
En cuanto a las barreras comerciales, la Unión Europea y los Estados Unidos, los principales mercados, vienen aplicando y tienen en estudio diversas medidas que limitan la incorporación de biocombustibles importados para sus objetivos nacionales de uso (mezcla) de biocombustibles a menos que cumplan con determinados requisitos de sostenibilidad, en especial relativos a la dimensión ambiental, los cuales han sido definidos por tipo de materia prima y proceso de elaboración.