La nueva tarjeta de crédito que las principales cadenas de supermercados se aprestan a lanzar en pocas semanas ya tiene un nombre tentativo: Súper Card. En un proyecto que aún ofrece muchos aspectos por definir, nadie puede asegurar que esa sea finalmente la denominación del plástico, pero fue el nombre con el que se la mencionó anteayer en la reunión de los supermercadistas con Guillermo Moreno en la Secretaría de Comercio Interior. Allí fue donde el tema salió a la luz. Como informó Página/12, se trata de una tarjeta de crédito que será emitida, administrada y contará con el financiamiento que aporten los súper e hipermercados más grandes. Por estas horas, sin embargo, se negocia para ampliar la participación empresaria. Hay diálogos con las mayores cadenas de electrodomésticos para sumarlas al proyecto, al que ya le dio su aprobación la agrupación de supermercados del interior del país. Otros jugadores serían los supermercados de origen chino, las carnicerías asociadas y las estaciones de servicio, al menos las de YPF.
El plan cuenta con el respaldo del Gobierno, expresado por Moreno en el encuentro del viernes con los empresarios. Es una idea que maduró en conjunto entre Comercio Interior y la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), donde se encuentran los líderes del sector, como Carrefour, Walmart, Jumbo, Disco, Coto, d10, Eki, Día y Yaguané, entre otros. La intención del Gobierno es prorrogar el congelamiento de precios más allá del 10 de abril. Para que sea posible, Moreno le planteó a la red de comercialización que busque mecanismos para reducir costos. Uno de ellos fue la suspensión de la publicación de avisos en los diarios con las promociones de fin de semana, propuesta que los supermercados acataron y los llevó a imaginar otros canales de difusión, sobre todo a través de Internet.
Pero para seguir sin variaciones en los precios por un tiempo prolongado se necesitan medidas más de fondo. Los supermercados se venían quejando de la comisión de 3 por ciento que les cobran las tarjetas de crédito Visa, Mastercard y American Express, entre otras, y entonces Moreno los alentó a implementar un proyecto que ya estuvo bajo análisis en el pasado: el lanzamiento de un plástico que unifique a todas las cadenas, cuyo costo de operación sería para los súper equivalente a un punto de comisión. Ya existen varias experiencias de tarjetas de crédito de algunas cadenas, como la TCI, de Coto; la Cencosud para utilizar en todos los locales de Jumbo, Easy, Disco, Blaisten y Súper Vea; o las Clásica y Gold de Carrefour. La Súper Card –o el nombre que finalmente se adopte– será común a todas las marcas. Un tema a resolver es si los supermercados mantendrán sus tarjetas propias para administrar promociones diferenciales o se manejará todo a través del nuevo instrumento financiero.
Lo que está resuelto es que la Súper Card será exclusiva. Los supermercados dejarán de aceptar las tarjetas tradicionales y se manejarán con su propio producto, que ofrecerá promociones, rebajas y beneficios para los usuarios. Para darle más densidad al plástico, es muy probable que se incorporen Frávega, Garbarino, Red Megatone, Ribeiro y otros vendedores de electrodomésticos. El beneficio para ellos es la reducción en el costo de comisiones. La ventaja para el Gobierno y los consumidores es la continuidad del congelamiento de precios.
Tanto supermercados como casas de electrodomésticos tienen un costado no menor de su negocio vinculado a iniciativas que promueve el Gobierno. Un ejemplo es la tarjeta de compra Argenta, para jubilados, que en ocho meses de funcionamiento ya aportó más de 1200 millones de pesos al consumo de esos y otros actores. Los supermercados se llevaron el 30 por ciento de esa torta y las cadenas de electrodomésticos, el 38 por ciento. La política de promoción del mercado interno también encuentra a esos empresarios como algunos de los principales beneficiados. De allí su disposición a acordar con el Poder Ejecutivo, y aún más en proyectos como el de la Súper Card, donde los que salen perjudicados son los bancos emisores de los plásticos y las propias tarjetas tradicionales.
Fuentes empresarias especularon ante este diario con que Visa, Mastercard y American Express planteen una negociación que evite su exclusión de los principales circuitos de consumo nacional. Los bancos no podrían ser ajenos a esa negociación. El golpe para todos ellos sería muy duro. Moreno les reconoció a los supermercados que están haciendo un esfuerzo para mantener el congelamiento de precios y que no es lógico que el sector financiero no haga ningún aporte. Por eso les aclaró a las cadenas de comercialización que si necesitan el apoyo del Estado para la creación de Súper Card, lo tendrán. En ese punto fue que algunos interpretaron que podría existir alguna participación del Banco Nación como soporte de la nueva tarjeta. Pero el proyecto será manejado, administrado y financiado por ASU. Moreno les advirtió que la tasa de financiación en ningún caso podrá ser superior a la que aplican los bancos en este momento, y que deberán trabajar para que sea menor.
La obtención del nuevo plástico será sencilla y económica. Hasta el momento, la mayoría de las experiencias de tarjetas de supermercados son sin costo de emisión ni renovación anual.