Un trabajo realizado en el INTA Marcos Juárez –Córdoba– asegura que cuanto más temprano se siembre la oleaginosa, mayor será su producción de aceite. El estudio se presentó hoy en el marco de la IX Conferencia Internacional de Soja –que se desarrolla desde el 17 y hasta el 22 de febrero en Durban, Sudáfrica– y demostró que “el rendimiento y la proteína se correlacionan inversamente. Es decir: a mayor rinde, más aceite y menos proteína. Como en la generación de nuevas variedades se prioriza la alta productividad, la soja argentina se caracteriza por su alto contenido de aceite en relación a la proteína”, explicó desde Sudáfrica la técnica del INTA Martha Cuniberti, líder de la investigación y participante del foro mundial.
Después de analizar datos de los últimos 15 años de campañas sojeras, la especialista del Laboratorio de Calidad Industrial de Cereales y Oleaginosas de la unidad de Marcos Juárez concluyó que la soja de primera posee más aceite y menos proteínas que aquella de siembra tardía. “Esto sucede porque el llenado de granos se produce cuando las temperaturas son menores”, explicó.
Más del 80% de la soja producida en el país se industrializa y comercializa en el exterior como aceite, biodiesel y harina. Así, la Argentina se posiciona como primera exportadora mundial de subproductos de esta oleaginosa, con un rol fundamental en la calidad y cantidad de la materia prima.
Los factores ambientales, genéticos y de manejo de cultivo influyen directamente sobre la expresión de calidad industrial de la soja argentina. “En la síntesis de proteínas y aceite durante el llenado de granos tienen gran incidencia las temperaturas, el estrés hídrico y deficiencias nutritivas. En el primer caso habrá mayor concentración de aceite, mientras que en el segundo y tercer caso disminuirán los rendimientos y, en consecuencia, aumentará la proteína”, aseguró Cuniberti.
De acuerdo con la investigación, en el norte de la región pampeana el aceite
disminuye 0,53% y la proteína aumenta en promedio 0,45% por cada mes de atraso
en la fecha de siembra, de octubre a enero.
En esta línea, la especialista aseguró que en un país aceitero y productor de
harinas proteicas para alimentación animal resulta “primordial” conocer en qué
momento sembrar para obtener, luego, una materia prima capaz de generar mayor
calidad y cantidad del producto final.
La técnica reconoció que la soja representa “una fortaleza” como país productor y exportador agropecuario pero advirtió que “la expansión del cultivo debe ir acompañada de un adecuado manejo para hacer sustentable la actividad”.
Asimismo, destacó la importancia de agregar valor en origen a la producción primaria: “Mediante la transformación del grano en diversos productos y subproductos se facilita el desarrollo interno y la economía de los distintos eslabones de la cadena”.
A la medida del cliente
El contenido promedio de proteína en grano obtenido en la zona núcleo sojera de la Argentina supera las exigencias mundiales: “Los granos destinados a molienda en nuestro país tienen entre 38 y 42% de proteína y los países importadores requieren un 38%”, detalló Cuniberti.
De acuerdo con el informe del INTA Marcos Juárez, en los últimos 15 años, el promedio de proteína presente en la soja de segunda fue de 39,5%, casi dos puntos porcentuales por encima de la primera, que registró 38,8%.