El mundo, con China a la cabeza, necesita soja con premura.

En este cuadro de necesidad, las existencias de soja –y también de maíz- son bajas. En el caso del cereal, el tema es más que preocupante.

Los operadores, como todos los años, para este mes miran al sur. En busca de la oferta que se apresta a ingresar al circuito comercial. La soja comienza a entrar en escena a mediados de febrero, más estrictamente hablando la de Brasil, Paraguay y Bolivia.

La pregunta es si realmente la oferta sudamericana será de la dimensión que se estima.

Porque la Argentina ha tenido, desde que se iniciara la campaña, todo tipo de inconvenientes. Y las lluvias de estos últimos días no se pueden considerar como la salvación.

Por eso, los cálculos se prestan a toda clase de dudas. Nos referimos a los cálculos del USDA y de Agricultura. Las 53 millones de toneladas para nuestro país estimadas por el USDA parecen ser resultado de la imaginación más que de un análisis frío.

Córdoba está sufriendo una baja de productividad alarmante. Entre Ríos no está muy diferente. Y el Oeste de la Provincia de Buenos Aires –con La Pampa- presenta un déficit que entristece a quien se acerque al lugar. El norte del cinturón maicero también ha sufrido la escasez de agua.

Con un cuadro de estas características, donde las chauchas han quedado reducidas y con tan sólo dos o tres granos, en gran parte de la superficie sojera, parece razonable estimar que la producción no superaría el nivel de 48 millones de toneladas. Y quizás no llegue a 46 millones.

De Brasil se habla mucho. Y con cierta euforia. El USDA maneja números muy positivos. Sin embargo, existen múltiples razones para la incertidumbre. La falta de lluvias en el sur y los excesos de humedad en el norte justifican mirar las estimaciones con recelo. Bien podría ser que Brasil no llegue a las declamadas 83,5 millones de toneladas.

A ello debe agregarse la complejidad del transporte y logística de este país.

Además los productores del vecino país ya han vendido casi el 60% de la producción esperada. La situación, es cierto, resulta diferente en la Argentina donde tan sólo habrían vendido poco más del 6%.

No sabemos a ciencia cierta qué pasará. Así, no deberíamos guiarnos con total confianza con las estimaciones publicadas. Porque los precios podrán sorprender, una vez que se vaya confirmando el volumen final de la región y según sea la evolución de los cultivos en el hemisferio norte.