De acuerdo a las estimaciones oficiales y privadas, quedan en poder de los sojeros entre un millón y 1,2 millón de toneladas de la oleaginosa de la vieja campaña. A precios del cierre de ayer en Chicago, ese volumen tiene un valor de algo más de u$s 650 millones. El operativo de la AFIP (ver pag. 2) está destinado a comprobar que ésas sean existencias reales y que coincidan con las declaradas en sus registros. Pero también parece perseguir que se desate un efecto psicológico para forzar a los productores a vender lo más posible y cuanto antes. No obstante, en el mercado creen difícil que eso suceda.
Básicamente, porque la premisa de sentarse sobre la soja se viene cumpliendo a rajatabla, a pesar de que los intentos de los compradores por tentarlos a venderla, con precios que para la mercadería disponible ayer pasaron los u$s 370 la tonelada, algo más de 30 dólares por encima de la posición mayo, que corresponde a la cosecha que comenzará a entrar en el mercado en poco más de un mes. A esta altura del año pasado, la soja disponible se negociaba en torno a u$s 310 la tonelada, y eso que ya se esperaba una cosecha diezmada por la sequía.
Pese a esos incentivos de precios, casi no se realizan operaciones. O si aparecen son a cuentagotas y sólo porque el productor necesita hacer frente a compromisos puntuales. coinciden analistas y operadores del mercado granario.
Para explicar el comportamiento, cómo lo informó el jueves pasado, El Cronista mencionan una serie de combinaciones que van desde la menor disponibilidad de la oleaginosa (la campaña 2011/12 dejó 40 millones de toneladas, 20% menos que la anterior), hasta la falta de apremios financieros por vender que los sojeros tuvieron en años en los que les era casi imposible vender trigo y maíz, por caso.
En ese sentido, en el mercado granario, sostienen que la posibilidad de vender ambos cereales de manera anticipada y sin las fuertes limitaciones de las últimas cinco campañas, hizo que los productores lleguen al verano sin la asfixia financiera de los últimos ciclos.
A esa liquidez, se suma la incertidumbre y la falta de inversiones atractivas para colocar los pesos que reciben por la mercadería que venden (aunque en el MATBA se cotice en dólares, los productores reciben los pesos correspondientes de acuerdo a la cotización del dólar oficial). Al no poder acceder al dólar oficial, el productor se ve en la disyuntiva: si vendo, qué hago con la plata, contaba un operador.
Para ejemplificar sostienen: el productor vende su soja en el Mercado a Término de Buenos Aires (MATBA), a u$s 370 la tonelada disponible. Recibe $ 1.846,30, por la conversión al tipo de cambio oficial. Si busca hacerse del dólar billete en el paralelo, le quedan u$s 239,77 por tonelada de soja vendida. Así, la denominada soja blue no es negocio y los productores prefieren seguir guardando los porotos.
La diferencia o spread entre el dólar oficial y el paralelo se achico levemente en este inicio de febrero, no obstante sigue por encima del 55%, y las cotizaciones de la soja disponible tuvieron un alza cercana a los u$s 30 por tonelada. Así, la soja blue pasó mejoró en más de 20 dólares por tonelada, pero siguen siendo pocos los que están dispuestos a vender.
Al no querer pagar más por el dólar paralelo, y no tener horizonte para invertir, porque camionetas ya tenés y para ladrillos necesitás dólares, el productor aguanta para vender, sostenía otro operador.
Así, las ventas de soja vienen más que lentas. De acuerdo con los datos oficiales del Ministrio de Agricultura, al 30 de enero último, la exportación y la industria del crushing habían declarado compras por 38,9 millones de toneladas de la campaña 2011/12. Así, si la estimación de cosecha se mantiene en 40 millones, apenas existe 1,1 millón de toneladas de soja disponible en el mercado. El año pasado, a esta altura de la campaña, los productores habían vendido 55% más de soja que en este ciclo.
Algo similar ocurre con la cosecha nueva, que estará disponible hacia mediados de marzo. Por un lado, nadie sabe a ciencia cierta cuánta soja habrá, pero se tiene como piso las 50 millones de toneladas. De momento, según los datos oficiales, la exportación e industria informaron compras por apenas 6,4 millones de toneladas.
Para la misma fecha del año anterior, y sabiendo que la campaña sufriría un recorte por la sequía, las operaciones superaban las 10 millones de toneladas, siempre según datos oficiales.