La “Oscilación Multivariada del Océano Atlántico” consiste en un calentamiento oceánico y sería la causa de las excesivas lluvias del año pasado. Su incidencia continuaría durante el verano, generando fuertes tormentas, y persistiría en otoño, complicando la cosecha y anticipando heladas.
El primero en quitarle el sueño al productor agropecuario fue El Niño y sus temibles lluvias. Luego se supo que había una Niña, igualmente amenazante pero por lo contrario: precipitaciones por debajo de lo normal. Ahora los más reconocidos centros climatológicos advierten un nuevo peligro: la AMO, sigla en ingles para la “Oscilación Multivariada del Océano Atlántico”, fenómeno que promete huracanes como el Sandy -que el año pasado ingresó en Nueva York, generando serios destrozos- o lluvias por encima de lo normal en la Cuenca del Plata, al estilo de las sufridas en la región pampeana en los últimos meses de 2012.
Así como “los niños” son producto de una alteración en la temperatura media del Pacífico Ecuatorial (calentamiento si es “varón”, enfriamiento si es “mujer”), la AMO responde a un calentamiento del Atlántico, tanto en el hemisferio norte como en el sur. En el último reporte elaborado por el especialista en agroclimatología Eduardo Sierra, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires advierte que -producto de este fenómeno, que a diferencia de El Niño, que dura 12 meses, puede estirarse varios años- “el escenario climático apunta a continuar perturbado durante mucho tiempo”. El trabajo se basa en los reportes de “los principales centros del Cono Sur”, como el Centro de Pesquisas Espaciais (CPTEC) y el Instituto Nacional de Meteorología (INMET), del Brasil, y la Dirección de Meteorología de Chile.
Más duradero
El informe explica que, en la escala global, se acentuó un calentamiento de las
porciones norte y ecuatorial del Océano Atlántico. “Este fenómeno conocido como
‘Oscilación Multivariada del Océano Atlántico (AMO), tiene varios efectos
conocidos” como huracanes y fuertes precipitaciones sobre la costa atlántica de
los EE.UU., mientras provoca sequía en el interior de ese país. En el Continente
Sudamericano, aunque “sus efectos no han sido estudiados en profundidad”, se
piensa que favorece la entrada de humedad atmosférica por el norte continental y
las lluvias en la Cuenca del Plata, aunque las reduce hacia el interior de la
región. “El Atlántico Sur también presenta áreas con temperaturas superiores a
lo normal, especialmente frente a la desembocadura del Río de La Plata, que
promueven tormentas”.
Los “comportamientos anómalos”, que podrían durar “varios años”, serían: alternancia de lapsos con vientos del norte -durante los que se registrarán fuertes calores- con cortas pero intensas irrupciones de aire polar; probables heladas tempranas al comienzo del otoño en el sudoeste de la Región Pampeana; corrimiento hacia el norte del epicentro de las precipitaciones durante el verano, donde se observarán fuertes focos de tormentas severas; debido al calor que se espera, podrían darse situaciones de sequía en los terrenos altos, al mismo tiempo que los bajos continuarán sufriendo excesos. “Los lapsos de intensa actividad meteorológica se alternarán con períodos de escasa actividad, en los cuales predominarán condiciones de calor y tiempo seco”, agrega.
Cosecha de contrastes
En función de estas condiciones Sierra estimó que en la actual campaña agrícola
podría darse un “elevado volumen de producción total a nivel nacional, pero con
fuertes contrastes zonales”. También estimó un “incremento de costos debido a la
mayor incidencia de malezas, plagas y enfermedades, a la menor oportunidad de
labor, a la necesidad de secado del producido, a las dificultades para la
cosecha, transporte y almacenaje, etc”. Además, podría haber una menor calidad
de la producción debido a la incidencia sanitaria y la mayor humedad a cosecha.
A largo plazo, el especialista destacó que algunos investigadores sostienen que las porciones Norte y Ecuatorial del Océano Atlántico han entrado en una fase de calentamiento que podría durar varias décadas. “Si esta teoría probara ser cierta, cabría esperar que los episodios de ‘El Niño se vean potenciados, causando precipitaciones muy superiores a lo normal, mientras que los episodios de ‘La Niña se verían debilitados, no generando las sequías que provocaron en los casos anteriores”. En tal caso, estimó que el régimen de precipitaciones del área agrícola nacional atravesaría un largo período en el que predominarían precipitaciones superiores a lo normal, reduciéndose la probabilidad de temporadas secas.
Por estaciones
Las proyecciones anticipan los siguientes comportamientos climáticos:
-Otoño: Es probable que, a mediados de Abril comiencen a observarse heladas en el oeste y el centro de Cuyo, la mayor parte de La Pampa y el centro y el sur de Buenos Aires. A partir de Mayo, las heladas se harán generales, llegando a gran parte del área agrícola nacional. Debido al calentamiento del Atlántico las precipitaciones continuarán siendo abundantes en todo el este del área agrícola nacional.
-Invierno: se observarán frecuentes lapsos cálidos, producidos por la entrada de vientos del trópico. Por otro lado, las entradas de aire polar desde la Cordillera continuarán produciendo heladas en gran parte del área agrícola nacional. El calentamiento del Océano Atlántico mantendrá la posibilidad de lluvias abundantes sobre el nordeste y el centroeste del área agrícola nacional, con riesgo de tormentas severas sobre el este de la Región del Chaco, la Mesopotamia, el este de Santa Fe y el nordeste de Buenos Aires.
-Primavera: las entradas de aire polar desde la Cordillera continuarán siendo
intensas, causando el riesgo de heladas tardías. El calentamiento del Océano
Atlántico continuará produciendo precipitaciones abundantes sobre gran parte del
área agrícola nacional. El este de la Región del Chaco, el extremo norte de la
Región Pampeana y el norte de la Mesopotamia observarán fuertes tormentas, con
riesgo de granizo, vientos y aguaceros torrenciales.