Todos los ojos, y las calculadoras, se posan nuevamente sobre la soja, uno de los pilares centrales del modelo kirchnerista de la última década, que permitió por años gozar del dólar barato y que en los últimos doce meses representó más que un dolor de cabeza, dada la magra campaña agrícola (40 millones de toneladas), que no logró ser compensada del todo por los altísimos precios, que para septiembre último marcaron un récord de u$s 605 la tonelada.
El poroto arranca el año con precios por debajo de u$s 520 la tonelada, 2,3% menos que los u$s 532 que el Gobierno calculó como �valor de equilibrio� de la soja para este 2013 que acaba de arrancar.
Al bajón en los precios, que los analistas creen puede profundizarse al menos hasta el próximo jueves 10, cuando el Departamento de Agricultura estadounidense difunda su reporte de existencias y demanda global, se suman las preocupaciones por las dificultades climáticas.
En América del sur, el panorama local aparece como el más complicado. De las 55 millones de toneladas que se esperaban antes de sembrar siquiera una semilla, las tormentas que se registraron en las zonas productivas dejaron anegamientos, inundaciones que retrasaron las siembras, que aún hoy se están efectuando. Así, la mayoría de los analistas considera que las 50 millones de toneladas es el techo productivo para la soja argentina que estará disponible en mayo próximo.
A modo teórico, y a precios de cierre de 2012 (u$s 517 la tonelada) esa baja de previsión hace que la cosecha argentina valga casi u$s 3.000 millones menos.