El año agropecuario estuvo signado por la sequía que recortó las cosechas
afectando no sólo la recaudación nacional por retenciones, sino también las
arcas de los agricultores.
La producción de soja fue 18% menor a la del año pasado, la de trigo se
recortó en una proporción similar y la de maíz cayó 20%. Si bien es cierto que
los buenos precios ayudaron, no alcanzaron para paliar los destrozos ocasionados
por la sequía.
Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) el Valor Bruto de
Producción de la campaña sojera alcanzó los u$s 22.089 millones en 2012 contra
u$s 25.100 millones de 2011.
Los menores ingresos impactaron en el resto de los negocios vinculados al
agro: en los primeros tres trimestres del año, las ventas de maquinaria agrícola
cayeron 21% según el Indec; el consumo de fertilizantes nitrogenados (los más
usados) cayó un fuerte 31,2% en los primeros diez meses contra igual período de
2011, según datos de IES (Investigaciones Económicas Sectoriales), y las
importaciones de agroquímicos, se contrajeron un fuerte 23,9% en valores. El
sector de la carne también cierra un año de complicaciones. Si bien los últimos
datos de la Cámara de la Industria de la Carne (Ciccra) muestran una suba de
5,5% en la producción de carne en los primeros 10 meses del año, las
exportaciones fueron las más bajas de los últimos ocho años, según la entidad.
Por eso, y porque los consumidores no avalan mayores subas en este rubro, los
precios de la hacienda, después de un enorme salto entre 2009 y 2011, se
plancharon, desanimando un proceso de retención de vientres que llevaba 30
meses.
La producción láctea, por su parte, creció cerca de 4% mientras las
exportaciones tuvieron una leve caída, cercana al 2%. Pero la ajustada situación
en el sector primario hizo que el precio que reciben los productores subiera
apenas 10 centavos en el año según los datos publicados por el Ministerio de
Agricultura. Esto generó el descontento del sector productor, que denunció una
suba de costos que no puede trasladar. Las empresas, por su parte, lograron
aumentos para sus productos básicos (7%), selectivos (14%) y premium (18%), que
no trasladaron al productor con los argumentos del aumento de la oferta primaria
y precios internacionales planchados. La situación se tensó hacia el mes de
agosto, cuando tamberos bloquearon plantas y derramaron leche como forma de
protesta.
El biodiesel, por su parte, sufrió dos golpes importantes: las restricciones
de las compras de España, a dónde se destinaba el 60% de la producción local, y
los cambios en la política sectorial.
El gobierno nacional subió las retenciones a las exportaciones del 14% al 19%
y redujo fuertemente el precio interno del biocombustible, valor que regula la
Secretaría de Energía.
El Gobierno corrigió dos veces la medida inicialmente tomada, que dejó fuera de competencia a pymes del sector, pero las grandes industrias aún reclaman nuevas modificaciones.