En base a la recopilación realizada durante una década de monitoreos, el ingeniero agrónomo Juan Carlos Morales, de la Consultora Rurais, analizó la evolución de la Oruga Bolillera en el NOA, plaga que tiene una fuerte incidencia en la producción de la región.
La primera campaña en la que Helicoverpa gelotopoeon (Oruga Bolillera) causó daños de significancia fue en 2004-05, en el sur tucumano. Esta provincia posee dos zonas productivas: una abarca al Este de Tucumán y Oeste de Santiago del Estero; mientras que la restante incluye al Sur de Tucumán y Sudeste de Catamarca.
En tal campaña “se conoció por primera vez a esta plaga, procediéndose a su correcta identificación, ya que inicialmente se confundían los daños con Epinotia aporema (Barrenador del brote)” indicó el referente.
A campo “se observaban brotes secos, pero era difícil encontrar una oruga u otro insecto. A medida que pasaron los días se observó el daño en vainas, y se identifico correctamente la especie, como Helicoverpa gelotopoeon”.
En las campañas posteriores siempre estuvo presente en ambas zonas, pero con un aumento continuo de la presión en la zona del Sur de Tucumán y Sudeste de Catamarca, mientras que en la otra zona la presión se mantuvo baja.
Factores determinantes
Al analizar tal comportamiento diferencial, el ingeniero Morales expresó: “en mi opinión personal se debe a la situación de “Puente Verde”, ya que la zona de mayor afectación “tiene una gran proporción de su superficie con equipos de riego, que permiten producir cultivos de granos todo el año”.
Por lo tanto, allí la plaga encontró dos factores favorables como son “alimento durante todo el año, tanto cultivos como malezas y un manejo irracional de insecticidas para otras plagas (principalmente piretroides para control de Picudos)”, dijo el profesional.
El ingeniero Morales advirtió que en el Este de Tucumán y Oeste de Santiago del Estero estuvo muy difundida la sucesión soja-trigo durante estos diez últimos años, “pero desde hace unas tres campañas viene creciendo sostenidamente la superficie con garbanzo, que sería nuestro nuevo Puente Verde”.
Fuerte presencia
Al momento de referirse a las últimas campañas, el profesional indicó que “en la pasada (2011-12) se observaron muy fuertes ataques de Oruga Bolillera en estadíos iniciales de soja, cuya población provenía del garbanzo del invierno anterior”.
En tanto, en este invierno “los lotes con Garbanzo presentaron un fuerte
ataque de Bolillera, siendo la única especie de Lepidóptero que sobrevive
durante el Otoño e Invierno”.
Actualmente en los primeros lotes de soja sembrados en esta campaña 2012/13 se
está produciendo un fuerte ataque de Oruga Bolillera.
Las recomendaciones
Tras reiterar que el complejo Heliothis-Helicoverpa viene creciendo en presencia y daños en diferentes cultivos (entre los que incluyó soja, garbanzo, maíz, poroto, tomate, pimiento, tabaco y algodón), Morales recalcó que el NOA “proporciona hospedantes todo el año, pero además no hay un manejo racional de insecticidas, lo que provoca un desequilibrio con los enemigos naturales”.
Recomendó “evaluar la tolerancia de estas especies, ya que tal vez al ser más tolerantes a los insecticidas de uso común (piretroides y fosforados) estaríamos originado un cambio en la abundancia relativa de ciertas especies”.
Además, es necesario “terminar de identificar las especies presentes en cada zona”.
Según el referente, “una de las herramientas más eficaces que comenzamos a usar desde la campaña pasada son los insecticidas del grupo Diamidas Antranílicas, pero no dimensionamos los riesgos de generar resistencia por su uso continuo. En algunos lotes de nuestra zona se realizaron hasta 4 y 5 aplicaciones de productos con este modo de acción entre la soja y el garbanzo”.
Actualmente la “Oruga Bolillera” y “Falsa Medidora” son las plagas claves en esa zona en el cultivo de soja, mientras que el “Picudo Negro” (Rhyssomatus) avanza paulatinamente.
Finalmente el especialista recomendó el “profundo análisis de todas las herramientas disponibles para la implementación de Programas de Manejo Sustentables de Plagas”.
La respuesta de DuPont
DuPont posee en su cartera de productos defensivos a Coragen®, insecticida en base a Rynaxypyr®, principio activo perteneciente a una nueva familia de insecticidas denominada “Diamidas Antranílicas”.
Esta nueva clase de insecticidas se caracteriza por un novedoso modo de acción, a nivel muscular, sobre los denominados “receptores de rianodina” de las fibras musculares. Rynaxypyr® interfiere en la contracción y relajación muscular normal, causando parálisis; los primeros músculos en ser afectados son los del aparato masticador, por lo que uno de los primeros síntomas de la acción del producto es la rápida detención de la alimentación y consecuentemente el cese del daño al cultivo. Son características de Coragen® su gran contundencia y consistencia sobre los insectos y una prolongada protección del cultivo, superior a las alternativas de mayor uso actuales.
Coragen® actúa principalmente sobre insectos lepidópteros y algunas otras especies de otros órdenes. Esta especificidad se traduce en una excelente selectividad para insectos benéficos, como vaquitas, chinches predatoras, avispas parasitoides, etc. permitiendo su supervivencia e incremento poblacional en el agroecosistema.
Por lo tanto, en los lotes tratados con Coragen® el control a partir de la acción química se complementa con el control biológico por la fauna benéfica que se preserva, dando mayor persistencia y sustentabilidad al control.
Coragen® posee movimiento ascendente por los tallos y acción translaminar, mejorando la distribución del producto, llegando a nuevos brotes y puntos de crecimiento; estos aspectos permiten llegar con el principio activo “donde está y se alimenta la plaga”. Su principal vía de acción es por ingestión aunque también tiene significativa actividad por contacto.
Otro aspecto destacable es su elevado perfil toxicológico; Coragen® es un producto “banda verde”, con un gran margen de seguridad para usuarios, trabajadores y los alimentos derivados de cultivos tratados con el mismo.