La comercialización de campos está cumpliendo un año de congelamiento a partir de las trabas a la compra de dólares primero, que más adelante se convirtieron en una imposibilidad absoluta de conseguirlos para cualquier tipo de operación.

A un año del cepo, el balance de las inmobiliarias rurales suma elementos en contra de la reactivación de un mercado que, consideran, ya no tiene retorno para lo que queda del año.

En febrero pasado se reglamentó la Ley de Tierras aprobada por el Congreso en diciembre de 2011, que supone que los extranjeros no podrán ser titulares de más del 15% de las tierras nacionales.

Según la reglamentación, las provincias tenían 60 días para informar a la autoridad de aplicación cuál es su territorio total, dividido en municipios y departamentos, y cuáles son los territorios en posesión de extranjeros. Ese proceso aún no fue completado así que los potenciales compradores externos deberán esperar su resolución antes de volver a inyectar sus dólares al negocio inmobiliario rural.

Más adelante, en mayo, la provincia de Buenos Aires aumento su impuesto inmobiliario rural, tributo que que ya les llega con la suba a los dueños de los campos. También incrementó el impuesto la provincia de Entre Ríos y, con un rango menor, lo hizo Santa Fe.

A pesar de la suba, que en Entre Ríos y Buenos Aires llega hasta el 600% en algunas zonas, los dueños de los campos no negocian los precios, rechazando las pocas ofertas que les llegan, esperado que aclare el panorama del control cambiario.

Con esto, según Carlos Pechini, de la firma Nordheimer, los valores de los campos se mantienen, porque los dueños no se mueven del precio.

Un campo en el norte de Buenos Aires, por ejemplo, puede alcanzar un valor de entre u$s 16.000 y u$s 18.000 por hectárea, mientras que en el sur de Sante Fe, ese precio puede rondar, también, los 17.000 dólares.

En el caso de Buenos Aires y Santa Fe, especialmente afectadas por las lluvias que se intensificaron en el último mes, la compra-venta de campos quedó aún más limitada por las inundaciones, en los casos en que los dueños pensaban venderlos.

Según un informe de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), hay 10 millones de hectáreas bajo el agua en la Argentina, de las cuales 6 millones están en Buenos Aires.

Las pocas transacciones que se concretan actualmente son verdaderas obras de ingeniería, según define Eduardo Fitz Gerald, de Compañía Argentina de Tierras (CAT). Algunas operaciones se hacen en pesos, otras son transacciones combinadas con ambas monedas en partes iguales, y la cotización del dólar para el cambio de moneda ronda los $ 5,50 por dólar.

Según Eduardo Frenkel Santillan, de Bullrich Campos y presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales, las operaciones que se concretan en pesos son las más chicas, y se dan en los casos en que los dueños tienen un destino cierto para su dinero, como pagar deudas.