Lejos de los malos tragos que padeció en Estados Unidos , la Presidenta retomó ayer sus clásicos actos en la Casa Rosada, esta vez dedicado en su mayor parte a defender la política oficial sobre el dólar y negar que exista un cepo cambiario.
Con retos para los medios y rodeada por un público amigable, Cristina Kirchner exigió cambiar esa manera de titular. "Van a tener que encontrar otro título mediático porque cepo no da", aleccionó.
En un discurso que duró 50 minutos, la Presidenta defendió cada una de las medidas que tomó para controlar la salida de divisas extranjeras y sostuvo que en el país existía "jauja y timba cambiaria".
"Desde enero hasta la fecha hemos tenido que entregar dólares por 79.088 millones. Así que vayan buscando otro título porque el de cepo me parece que no se corresponde con esta realidad", dijo ante una tribuna que esperaba la firma de la designación de Martín Sabbatella al frente de la Afsca (de lo que se informa por separado).
La Presidenta, que anoche viajó a Lima , pareció responder a las protestas en su contra. Aunque evitó hablar de los caceroleros, dijo que los que no estén de acuerdo con ella deberían encontrar un dirigente político que los represente. Condenó, además, a quienes amenazaron al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, al que describió como un "apasionado".
Pocas veces Cristina Kirchner se acerca a la tribuna para bailar y cantar con la militancia. Apenas terminó el acto, ayer cumplió con ese rito que ya les había dedicado por primera vez a sus seguidores el día que volvió a la actividad oficial tras su operación de la tiroides. En busca de recibir elogios, permaneció unos minutos arengando con las manos en alto.
La Presidenta hizo una larga descripción de cada uno de los rubros en los que el Estado debe entregar dólares para desmentir la existencia de un cepo, pero evitó hablar de la total prohibición que existe para comprar divisa extranjera para el ahorro personal.
La jefa del Estado se quejó, además, de la política monetaria que rigió en los ocho años de gobierno kirchnerista y la calificó como una "jauja cambiaria".
Sin hacer una autocrítica, apuntó: "Había una suerte de jauja cambiaria, porque en ningún país del mundo se pueden comprar 2 millones de dólares por mes sin decir para qué es".
En medio de la pelea del Gobierno con el ex presidente del Banco Central
Martín Redrado, en 2009, se supo que el ex presidente Néstor Kirchner había
comprado entonces exactamente esa cantidad de dinero, que justificó luego al
argumentar que la usó para la compra de un hotel en El Calafate.
La Presidenta recordó, además, lo que fue una "timba cambiaria" que se dio
apenas pasadas las elecciones primarias de agosto de 2011. "Tal vez cometimos el
error de no hablar con los números claros y concretos de lo que había pasado en
la Argentina, pero con el ánimo de que nadie se sienta mal, ni de confrontar ni
de debatir ni de discutir, tomamos las medidas", argumentó la Presidenta.
Para justificar su negativa a hablar de cepo, ironizó con los turistas. "Vi muchos argentinos en Nueva York así que doy fe de que pueden viajar y estudiar con una libertad absoluta", agregó, sobre su reciente viaje a los Estados Unidos.
Tras el sabor amargo que dejaron en la Casa Rosada las dos conferencias en las que la Presidenta se mostró molesta por las preguntas, en el Gobierno organizaron ayer una fuerte convocatoria para mostrar unidad.
Cristina Kirchner sentó en primera fila al intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, y buscó explicar su frase sobre la universidad de ese distrito, tal como había hecho al regresar de Estados Unidos vía Twitter (de lo que se informa por separado).
Después de que tanto en Georgetown como en Harvard la Presidenta dijera que hablaba todos los días con los medios, ayer se quejó de tener que dar explicaciones sobre las medidas oficiales.
"Uno no le anda explicando a todo el mundo por qué esto, por qué lo otro, por qué aquello. Toma medidas en la creencia de que los actores económicos van a actuar con cierto grado de racionalidad y transmitir. Pero evidentemente esto no sucedió, así que una se ve obligada a dar estos números claros y concretos", apuntó.
Otro que escuchaba en la primera fila era el secretario de Comercio Interior, quien recibió el respaldo presidencial tras el cacerolazo en la puerta de su casa. "Yo lo peleo muchas veces a Moreno, pero la verdad es que lo que vi el otro día en ese féretro, eso fue terrible", describió sobre el afiche que circuló por medios digitales en el que se veía al funcionario en un féretro con un tiro en la frente.
Apenas terminó el acto, la seguridad presidencial la rodeó para trasladarla a uno de los balcones internos. Con los periodistas mirando desde lejos, Cristina sólo se acercó a sus militantes.
A partir de hoy participará en Lima de la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América del Sur y Países Árabes (ASPA). El objetivo del encuentro es impulsar una agenda de desarrollo sostenible y profundizar la cooperación en diversos campos. En este contexto se espera un pronunciamiento de todo el bloque en favor de la posición argentina respecto de la disputa en las islas Malvinas..
Del editor: qué significa.
Como pasó con la inflación (o "reacomodamiento de precios") y la inseguridad (o su "sensación"), el Gobierno resignifica problemas en vez de resolverlos