Esta es una verdad universalmente aceptada. Por eso todos los países tienen programas para atraer inversiones del exterior y facilitar a los inversores locales el financiamiento de sus proyectos. Pero, ¿cuáles son las reglas que guían realmente estas inversiones, según los propios inversores, los que ponen los recursos?
1. Las inversiones productivas se orientan por la rentabilidad, modificada según el riesgo de cada país. Aunque la rentabilidad sea muy grande, si el riesgo es también muy alto, la decisión de invertir en ese país se torna muy difícil. Una medida del riesgo es la que resulta del rendimiento de los bonos soberanos del país de que se trate, comparado con un país considerado sin riesgo, como puede ser EE.UU o Alemania. En nuestro país los bonos rinden alrededor de 12/13 % en dólares, y comparado con el de EE.UU de 2%, significan un riesgo país de 1000/1100 puntos básicos, muy alto. Este, entonces, es un tema que depende en gran parte del comportamiento del Estado, ya que perjudica mucho con su riesgo a los proyectos y al empleo por el solo hecho de ubicarse en ese territorio nacional.
2. Los contratos deben cumplirse, respetándose la propiedad privada. En caso de disputa, los tribunales deben ser independientes y se deben cumplir las sentencias. Es natural que aquellos lugares que no garantizan este cumplimiento solo puedan coagular muy poco ahorro en inversión y además será bastante especulativa, es decir, van a requerir una tasa de retorno muy alta, que les asegure una salida rápida de ese país difícil.
Si el ahorro interno o externo no se coagula en inversiones
productivas no hay posibilidad de crecimiento y plena ocupación
3. La distribución de la riqueza generada cada año se realiza de acuerdo a lo que cada uno contribuyó a producirla, y este criterio se aplica entre naciones o como criterio de distribución del ingreso dentro de la población de una nación. La intervención del Estado en la distribución se centra en lograr una buena educación, salud, seguridad, relaciones exteriores, y en atender problemas circunstanciales de crisis, pero no en hacer esto último en forma permanente (por muchos años, por ejemplo 10 años).
4. La moneda local debe ser estable a largo plazo. Para cubrir este
propósito se estudia el balance fiscal del país. Si los gastos públicos son muy
grandes o el déficit es muy alto, se pueden esperar correcciones muy importantes
o devaluaciones o inflación mayor que la internacional (2,5 % anual) o controles
de cambio restrictivos. Este es un aspecto muy observado en los últimos tiempos.
¿Cómo es el cumplimiento de estas normas en nuestro país? Hay muchos sectores
competitivos que tienen una rentabilidad muy importante, pero el riesgo que le
ponen los gobiernos a la producción es muy alto así que es pequeño o nulo el
resultado neto que se obtiene restando de las tasas de rentabilidad las tasas de
riesgo.
Aun con excepcionales condiciones económicas internacionales para la Argentina, la inversión es muy moderada, y no implica un crecimiento de más de 3,5/4,5% anual en el promedio de varios años normales (si se inicia el cálculo desde una crisis, el cálculo puede dar más, pero no es el correcto para este análisis). Para confirmarlo hay que considerar el caso de China que crece al 8/10 % anual promedio de 30 años, pero coagula más del 42% del PBI en inversión bruta interna fija. Argentina solo invierte en promedio la mitad de China, es decir, el 21% del PBI, por lo que sólo puede crecer alrededor del 3,5%/4,5% anual a largo plazo mencionado.
El país está desperdiciando la gran oportunidad que brinda su excepcional saldo favorable del comercio internacional para modernizarse y ocupar gente productivamente
También hay problemas con el cumplimiento de los contratos. Cada tanto se transforman todos los depósitos en los bancos en bonos del gobierno y hay que esperar unos diez años para recuperar el dinero. Hay también inflación y alto gasto público. En los últimos tiempos se cambiaron algunas reglas del juego unilateralmente y muchos países se quejan de estos cambios en los distintos foros internacionales.
¿Es muy difícil cumplir con las reglas de la inversión productiva? No, no es muy difícil ya que son apenas cuatro reglas. Una prueba de esto es que algunos de nuestros vecinos (Brasil, Chile, Colombia o Perú) han aprendido que son las reglas que interesan y sus economías han cambiado mucho y para bien, especialmente para tener una ocupación productiva increíblemente mejor que en la época anterior, en la que aplicaban otras ideas.
La Argentina podría tener en pocos años una ocupación productiva prácticamente plena, con salarios formales mucho más altos que los actuales y sin pobreza. Es solo cuestión de aplicar los criterios que dan resultados en todos lados. Una cosa es segura: asustar a los inversores productivos sólo puede significar desempleo y pobreza elevados en un plazo mediano y éste no es un buen criterio económico.
El país está desperdiciando la gran oportunidad que brinda su excepcional saldo favorable del comercio internacional para modernizarse y ocupar gente productivamente, además de aprovechar las bajísimas tasas de interés internacionales. Sin embargo, está completamente afuera de ese mercado de financiamiento barato. Esta oportunidad está pasando de largo, se está dejando pasar y quizá no se vuelva a repetir en treinta, cuarenta o cincuenta años.