Los productores agropecuarios de las zonas inundadas deben enfrentar dos perjuicios: además de las pérdidas de capital de trabajo por los efectos directos del agua en los sistemas productivos, se produce un incremento de la presión impositiva en las empresas. Así lo demuestra un trabajo preparado por los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), presentado por los técnicos Juan del Río y Juan Martín Capelle, en la reunión que organizó hoy la Sociedad Rural Argentina en Bolívar para considerar los graves problemas provocados por las inundaciones.

El trabajo consideró tres modelos de empresas agrícolas con campo propio, de Pehuajó, Bolívar y Azul, con dos niveles de afectación hídrica en los campos: 40 y 70 por ciento. Estas empresas desarrollan planteos de cosecha fina, que reducirán su producción por las pérdidas totales en áreas anegadas y por la reducción de los rendimientos en las encharcadas, y de cosecha gruesa, cuyos resultados serán muy dependientes de las condiciones de siembra y de cosecha.

En los modelos con inundación se consideró un aumento del 20% en los gastos de estructura, debido a mayores arreglos en los caminos y a reparaciones de la maquinaria, entre otros ítems.

Resultados

Si se considera el modelo de Pehuajó, con una disminución de producción de 40% en los cultivos de fina, las simulaciones indican una caída superior al 80% de los resultados económicos. La presión impositiva sobre éstos pasa del 86% al 96% en el campo con el 40% anegado y al 115% en campos con 70% inundado, aun en el caso en que se apruebe la Emergencia Agropecuaria en el partido (gráfico 1).

Gráfico 1. Presión impositiva sobre el resultado económico de empresas agrícolas de Bolívar, Pehuajó y Azul


Otros perjuicios

Las actividades ganaderas de los campos de la zona inundada también resultan afectadas. En los tambos se están perdiendo las pasturas por anoxia, las vacas pierden estado rápidamente y no se puede entrar con camiones para sacar la leche ni para llevar insumos. “Tampoco se pueden llevar las vacas a un campo alquilado sin infraestructura para el ordeñe”, afirma Luis Dillon, miembro del CREA Henderson-Daireaux.

Muchas vacas de cría de la cuenca inferior inundada han perdido el ternero que tenían al pie y pueden quedar sin preñar si los excesos hídricos continúan durante la próxima época de servicio. En estos casos, los productores quedarían con dos años sin ingresos.

Impactos negativos

En las empresas afectadas, el exceso de agua provocará pérdidas patrimoniales a partir de la reducción de la cosecha, de los ingresos y de los resultados económicos de los productores. También generará una disminución en la demanda de servicios (labores, fletes) y un incremento de los costos de logística.

Por otro lado, es previsible un aumento del riesgo y de los niveles de incertidumbre, sobre todo para la época de cosecha de granos gruesos en otoño.

Habrá otros efectos negativos de la inundación más allá de las empresas agropecuarias, sobre las comunidades, por menores ventas a los productores y aumento del gasto público para el mantenimiento de caminos y servicios. Muchas ciudades de la provincia de Buenos Aires, como Tapalqué, General Alvear o Bolívar son netamente agrícola ganaderas y la inundación afectará la economía de todos sus habitantes.

Conclusiones

Las inundaciones terminan de completar un año malo para los productores del oeste, centro y sur bonaerense, que comenzó con un exceso de humedad otoñal y finaliza con inundaciones, lo que deja en muy mala situación económica a muchos de ellos.

La presión fiscal se potencia con las condiciones climáticas negativas. La inundación reduce el resultado económico de los productores, pero persisten las obligaciones tributarias. Por ejemplo, el impuesto a los Bienes Personales no sufre ninguna reducción por condiciones climáticas anormales. En una situación de inundación, paradójicamente, aumenta la presión tributaria en relación a una condición normal.