Nuevamente, el dólar ha estado caminando por un sendero de debilidad.

Después de un considerable período de alza, frente a un alicaído euro, el dólar ha entrado en una fase declinante.

EE.UU. tiene un grave problema que exige una moneda devaluada. En rigor, EE.UU. necesita que su moneda pierda valor en relación a las principales divisas del mundo.

Un dólar más débil favorece sus exportaciones al volver más competitivos (baratos) sus productos en el exterior. En la medida que más valor pierde, más fácil resulta financiar su déficit comercial pues tiende a incrementar las exportaciones y por ende achica la brecha negativa que generan las mayores importaciones de bienes y servicios.

En esta compleja trama de monedas, hay ahora una buena noticia: China, por primera vez desde 2008, acaba de disponer una reducción en las tasas de interés internas con el fin de estimular la actividad.

El Banco Popular de China redujo 25 puntos base la tasa de referencia, a 6,31%, mientras que el interés para los depósitos lo recortó en el mismo porcentaje, a 3,25%.Lo que sucede en EE.UU. y Europa no es totalmente indiferente a este gran país.

Dado que su economía ha crecido a una tasa anual de 8,1% en los primeros tres meses del año, su ritmo más bajo de aumento en tres años, el gobierno ha tomado esta medida para fomentar una tasa de aumento del PBI más próxima al promedio de los últimos años.

De esta forma, el consumo interno tendería a mejorar. Y además su moneda a fortalecerse, lo que favorecería la entrada de importaciones. El PIB chino es tremendamente relevante en el mundo. Alcanza un peso relativo sobre la economía global de más o menos un 10%. En tanto EEUU y Europa, tienen un 20% y un 25%, respectivamente.

El gobierno norteamericano, desde hace un buen tiempo, está presionando al país oriental para que aprecie su moneda.

EE.UU. requiere una considerable revalorización del yuan, para disminuir la elevada competitividad china, que ha conducido a un tremendo desequilibrio en su balance comercial, próximo a una cifra de US$ 300.000 millones.

El propósito norteamericano sería que 6,3 yuanes lleguen a equivaler alrededor de 4 yuanes, con respecto al dólar.

Lo curioso es que las principales monedas de Asia, como por ejemplo la de India, tenderían a revaluarse también.

Así las cosas, la región se afirma como demandante de productos como el de aceite de soja.

La noticia es buena, pues aseguraría un buen mercado de compra para los próximos años.