En la última década, un grupo de emprendedores investigaron la planta de castor, conocida también como Tártago, realizando pruebas que dieron origen a una innovadora semilla a la que denominaron Higuerilla Maravilha.

“Hace como diez años que estamos estudiando la posibilidad de desarrollar una semilla que sirva para hacer aceites vegetales, y logramos un plantín interesante de gran producción y que tiene alta resistencia a heladas, y también a altas y a bajas temperaturas”, precisó el vicepresidente y cofundador de South American Green Oil (SAGO), Benjamín Baigrós a la agencia Télam.

Se trata de una empresa nacional, con base en la provincia de Buenos Aires, que se dedica a la investigación, producción y comercialización de esta nueva semilla de aceite de castor, de alta tolerancia a campos marginales; un cultivo rústico y ecológico que califica a los requerimientos del protocolo de Kyoto.

Es un excelente recuperador de suelos y puede utilizarse en tierras no aptas para cultivos convencionales dejando luego de cinco años un suelo fértil para cualquier otra siembra sin utilizar fertilizantes químicos.

“Es un desarrollo íntegramente nuestro en combinaciones genéticas con semillas comunes, como la de ricino. Y de ahí, que da mucho más aceite que el ricino común”, destacó Baigrós, quien anunció que “ahora estamos abriendo un vivero en Gualeguay (Entre Ríos) para abastecer a la zona del Litoral y al norte del país”.

Aseguró que con esta semilla “se produce gran calidad y cantidad de aceites”, y precisó que “mientras que con ricino producen entre 1.600 y 1.800 litros por hectárea de producción, con castor se alcanza entre 4.000 y 4.500 litros por unidad de superficie”.

Asimismo, remarcó que este cultivo “permite sembrar en tierras que pueden tener otros usos, como praderas o donde se cría ganado”, y subrayó que “no se corre el riesgo de que los animales lo coman, e incluso mejora la calidad de la tierra y puede convivir con otros sembrados”.

Puntualizó que “el proyecto es muy ambicioso”, y puso de relieve que “en cinco años hay que llegar a 25.000 hectáreas sembradas, lo que va a permitir la producción de 112.500 toneladas de aceite al año”.

Señaló que “la inversión prevista por SAGO en una primera etapa es de 3 millones de dólares”, y aseguró que “de acuerdo a las posibilidades de la semilla, es prácticamente inigualable la capacidad argentina de producir y la mano de obra con la que cuenta, para lograr entrar entre los primeros países del mundo productores de biodiesel o aceite”.

En Argentina el mercado de biodiesel es de aproximadamente 2,5 millones de toneladas anuales, y el proyecto de South American Green Oil pretende adicionar 4,5 por ciento a la producción anual.

Baigrós destacó también que “se puede fabricar bioturbosina, que es un combustible para aviones”, y remarcó que “al utilizar este cultivo, se obtienen ventajas con respecto al resto porque es muchísimo menos contaminante y resiste a las heladas”.

Afirmó que “ya se está probando en zonas de intenso frío, con aviones que hacen vuelos cortos pero con óptimos resultados”.