Y de esta forma, queda operativa la ayuda financiera el país.

La noticia contribuye a la depreciación de la moneda de EE.UU. lo que favorece la suba de valores en los commodities en general y ello, a su vez, estimula -al menos por el momento- la demanda de China e India.

Por el lado de la oferta, la atención empieza a relegar lo que sucede en América del Sur para centrarse en las siembras a realizarse en EE.UU.

La menor producción maicera de América del Sur, de la mano de la Argentina, pone todas las esperanzas en el horizonte norteamericano.

Si la nueva campaña maicera en ese país vuelve a ser como la de las últimas dos campañas, con graves inconvenientes en la siembra y la floración, los mercados tenderán a recalentarse.

Pero, si en lugar de ese escenario, se diera uno con una excelente cosecha, como por ejemplo la correspondiente al período 2009-2010, la cosa sería muy distinta. Así, los stocks se elevarían y, por ende, los precios caerían visiblemente. Tanto más crezcan éstos, más bajo podrán caer los valores.

En tanto, en nuestro país el maíz entra en zona de riesgo. Ya no sólo se trata de la sequía, que ha golpeado con inusual dureza a la producción, sino que, ahora, comienza un tiempo de descuento que podría amenazar aún más la libertad de comercio de este producto.

Ya se ha tomado conciencia de que la cosecha tendrá una reducción próxima 10 millones de toneladas respecto a los cálculos de inicio de campaña. En consecuencia, se incrementa el riesgo de que el Gobierno no autorice exportaciones a partir del momento en que finalice la cosecha.

La situación, hoy por hoy, está más ligada a un juego de suma cero que a cualquier otra cosa. Tanto peor sea la cosecha por venir en EE.UU. mayor será el precio.

Habrá que ver cómo comienza la campaña de este coloso productor. Seguir el comportamiento del clima en ese país, nos dará una idea de los valores que se irán estableciendo.