El Gobierno argentino tiene una particularidad organizacional inédita en el mundo. Producto de las inseguridades y la desconfianza casi patológica de Néstor Kirchner y que luego exacerbó su esposa Cristina Fernández, existe una estructura ministerial que nunca ha mantenido una reunión de Gabinete y donde los secretarios de Estado se han convertido en figuras con más poder que los propios ministros, aunque al final todos reportan a la Presidente, sobre quien recaen todas las decisiones y las definiciones políticas de las que han sido privados los ministerios.

Es así que Cristina mantiene diálogo directo con los secretarios sin detenerse ni consultar antes a quienes en el organigrama están en el tope de la pirámide de la cual los secretarios se encuentran previsiblemente por debajo: los ministros.

Son ellos los que ejecutan las decisiones políticas que el ministro no tiene libertad de impulsar y quienes además cumplen la función de rodearlos y mantenerlos disciplinados.

El caso paradigmático del Gabinete del revés es el del Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Todo un peón devenido en alfil que reporta directamente a la Presidente, ante Néstor antes,  ahora ante Cristina.

Al ‘príncipe’, como lo llamó en broma Cristina Fernández en su primer acto después de la operación de tiroides, el titulo no le cae mal. Responde solo ante la Reina. Su intervención y autonomía para actuar en materia de precios y demás supera por mucho al rango de acción del flamante ministro de Economía, Hernán Lorenzino y también de Julio de Vido.

El ascenso de Moreno ha permitido también el ascenso de su mano derecha, Beatriz Paglieri. En su segundo mandato, Cristina Fernández la premió con la titularidad de la Secretaria de Comercio Exterior. A poco de confirmarse su cargo, Paglier explicó las cosas fácilmente: bajo su control estarán ahora “todas las exportaciones e importaciones". Una mala noticia para la ministra de Producción, Débora Giorgi, quien al igual que Lorenzino, vio su influencia opacada.

Si bien ambas secretarias dependen de Economía, nadie esperaba que el dúo se reporte al joven ministro. Tal es así que Paglieri tuvo que desmentir esas versiones al ocupar el cargo: "No hay ningún superministerio. Es un Ministerio de Economía al que se le agregó una Secretaría que está absorbiendo responsabilidades que tenía en Comercio Internacional en Cancillería, y a su vez responsabilidades que tenía la Secretaría de Industria y Comercio, sobre el aparato productivo”.

El jueves (02/02) Paglieri –acompañada por Moreno- participaron en las reuniones que mantuvieron Giorgi y Lorenzino con el brasileño Paulo Skaf, presidente de la poderosa Federación de Industriales de San Pablo, quien llegó a la Argentina preocupado por los límites a la importación.

Otros casos de secretarios poderosos son los del Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli y en mayor medida del Secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, el Jefe de Gabinete en las sombras.

Pero al verdadero Jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, también le hace sombra el vocero presidencial Alfredo Scoccimarro, quien cobró mayor notoriedad pública al leer los comunicados sobre la salud de la Presidente durante la internación y operación en el Hospital Austral.

En el área de Justicia quien tiene más poder es quien está con La Cámpora, y no es precisamente el ministro Julio Alak, sino su secretario Julián Álvarez.

En la Secretaría de Inteligencia, Francisco “Paco” Larcher recién tuvo más poder con Cristina que con Néstor, y es el segundo de ese organismo que preside Héctor Icazuriaga. Dos santacruceños.

Quien supo librarse de la amenaza de los secretarios fue el Canciller Héctor Timerman. El mismo Timerman solicitó el plácet de estilo para Jorge Argüello a las autoridades del Departamento de Estado para que acceda a la embajada en USA. Si bien técnicamente Argüello no era un secretario, sí dependía del Canciller y era el candidato para reemplazarlo.

Al otro candidato a desbancar a Timerman, Luis María Kreckler, se lo designó embajador ante Brasil. Kreckler era el secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería pero su perfil empresarial lo hizo atractivo –según la presidente- para ubicarlo en Brasil.

Un caso interesante es el del Secretario de Energía, Daniel Cameron, porque quien ‘pesa’ más resulta ser Roberto Baratta, secretario coordinador del ministerio de Planificación. Se trata de un subsecretario se superpone a un secretario.

Y por último un secretario privado de la Presidente Cristina Fernández -aunque sin el cargo y que actúa como tal- que le da órdenes al titular de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde y al viceministro de Economía, Axel kicillof; se trata de Máximo Kirchner.