A pesar de las lluvias de los últimos días, la seca ya pegó fuerte en la campaña. El choclo está moribundo y el poroto muy golpeado pero con ganas de dar pelea. En este escenario global, Clarín Rural conversó con productores y asesores de diferentes puntos de la Zona Núcleo agrícola para conocer las particularidades de cada situación y comenzar a pensar en el futuro.

Desde Arroyo del Medio, en el norte de la provincia de Buenos Aires, el asesor y productor Juan Radrizzani explica que gracias a la información meteorológica, los productores pudieron tomar decisiones al comienzo de la campaña que atenuaron el efecto de la sequía, pero que igual las pérdidas van a ser muy grandes, sobre todo en maíz. En su zona, donde un 30% del cereal se sembraba en fechas tardías, se cambió la proporción y los lotes tardíos fueron el 70%. Hoy -explica-, los tardíos están casi en estado normal, y con las lluvias de estos días pueden llegar a ser de 8.000 kilos. “En cuanto a los maíces tempranos, en los ambientes con napa se calcula que la pérdida puede ser del 10%, pero en los que no hay napa se puede perder hasta el 100%. Los tardíos aun pueden salir bien. El sorgo por su parte, aun viene bastante tranquilo”, expresa.

Al comparar la actual sequía con la de la campaña 2008, asegura: “A diferencia de 2008, este año manejamos mejor y más temprano las plagas y logramos controlarlas, sobre todo a la arañuela, que hubo mucha, al igual que la bolillera”.

Federico Ríos, productor de Río Cuarto, Córdoba, también dice que los productores estaban preparados para una campaña difícil, pero que no se esperaban tal gravedad de la situación. “La información meteorológica que había al comienzo de la campaña era de una Niña débil, pero no de una sequía de estas dimensiones, que en la zona de Río Cuarto ya es histórica”, remarca.

Al comienzo de la campaña, Ríos decidió hacer un 30% de siembra diferida de maíz de forma tardía, y en soja pasó a ciclos más largos. Se diversificó la fecha de siembra en ambos cultivos y en algunos casos se bajó un poco la densidad del maíz. De esta manera esperaban atenuar el impacto del déficit hídrico. Ahora, las expectativas están en baja.

“En el maíz de primera, que se sembró entre septiembre y octubre, estimamos rindes del 40 o 50% de los habituales. Donde se suelen superar las ocho toneladas por hectárea ahora se esperan entre cuatro y cinco. El maíz tardío, sembrado en diciembre, tiene diferentes situaciones. El que tuvo maní como cultivo antecesor está sufriendo más que el que tuvo algún otro cultivo, que también empieza a sentir la seca pero aun puede zafar”, describe el cordobés.

Esta semana, Río Cuarto fue uno de los puntos esquivos para las lluvias. “Es decisivo que llueva en estos días 40 o 50 milímetros por los rindes de soja, cuyas expectativas de rinde ya bajaron 30%”, advierte Ríos. En su zona hay lotes de maíz que ya se picaron, pero mucho más no se puede picar porque para eso se necesita tener un tambo pegado para que no sea “anti-económico”, explica. Por otro lado, las resiembras de maíz o soja fueron pocas porque tampoco hubo agua suficiente.

En el centro-oeste de Santa Fe también se encuentran situaciones drásticas en las cuales los maíces rendirán 40 quintales por hectárea, asegura Diego Hugo Pérez, asesor del CREA Las Petacas, de esa zona. “Por otra parte, la soja, luego de algunas precipitaciones en la última semana, mejoraron la expectativa de rinde, sobre todo en la soja de segunda”, aclara, y explica que la mejora en la expectativa de rendimiento de la oleaginosa es fundamental, ya que los negocios derivados de los cultivos de invierno no fueron buenos en general. “Hay productores que no vendieron el trigo de la campaña pasada; la cebada tuvo muchos problemas de calidad; en el garbanzo también se cerraron malos negocios y solamente la arveja se pudo vender toda”, agrega.

Esta situación impactará sobre el estado financiero de las empresas, pero según Pérez, gracias a que el productor venía con liquidez de la campaña pasada, hoy no está muy endeudado. “Los insumos para el maíz se compraron en efectivo y solo los fungicidas e insecticidas para soja se adquirieron con financiación”, detalla. Por otro lado, el panorama de los arrendamientos todavía es muy incierto (ver La negociación...), al igual que la suerte del trigo, que en esta zona se hace fundamentalmente por su importancia agronómica dentro de la rotación. “Muchos productores que siembran trigo en la región me dijeron que no lo van a sembrar, y cuando el trigo no está en la rotación, se nota”, advierte Pérez. La intención de siembra de trigo, según el asesor, estará muy ligada a los rindes de soja, las recargas otoñales y la posibilidad de comercializarlo.

Otro asesor que recorre el área del sudeste de Córdoba y el sudoeste de Santa Fe, en plena Zona Núcleo, coincidió con Pérez al referirse al desánimo generalizado para la siembra de trigo. Consideró que “el productor, a la hora de hacer trigo, no se va a olvidar muy fácilmente de lo que pasó estas últimas campañas, independientemente de los beneficios a la rotación”. Y continuó: “Esta no es una zona que dependa del trigo para el éxito económico de sus empresas, se hace dentro del contexto de tener una agricultura sustentable en el tiempo. Además el tiempo no ayudó para la implantación de la soja de segunda, con lo cual, la ecuación de trigo/soja de segunda de esta campaña es la peor en comparación con las otras alternativas”.

Los productores siguen expectantes mirando al cielo y después al suelo, y mientras tanto se preparan para conocer el resultado final, cuyo impacto real aun se desconoce. El equipo perdió algunos jugadores importantes, pero el partido no está perdido.