La falta de precipitaciones abundantes complica cada vez más la campaña de granos gruesos. El maíz ya está condenado y la soja, especialmente la de segunda, clama por agua. Este fin de semana se producirían algunas lluvias, pero los registros serían escasos para las necesidades de los cultivos. Recién en febrero los sistemas precipitantes serían más activos.
Danilo Lima
Mientras entre los productores crece la angustia por la sequía y en las
entidades gremiales del sector ya debaten la posibilidad de solicitar la
declaración de la emergencia agropecuaria, los pronósticos meteorológicos
indican la posibilidad de ocurrencia de algunas lluvias este fin de semana en la
provincia. Estas precipitaciones, sin embargo, no serían de la magnitud que
necesitan los cultivos entrerrianos, especialmente la soja de segunda.
Las lluvias de los primeros días de enero resultaron escasas, el estado de
sequía se mantiene en la mayor parte de Entre Ríos y, en consecuencia, sigue
latente la posibilidad de una caída en los rendimientos de la oleaginosa
estrella de la agricultura argentina.
Es que para recuperar los niveles adecuados de humedad en el primer metro del
suelo, según las estimaciones de la Consultora de Climatología Aplicada (CCA),
se necesitan lluvias de entre 80 y 140 milímetros en los primeros quince días
del año.
EL MAÍZ. El maíz, un cultivo clave para Entre Ríos, vale recordarlo,
ya está condenado y el rendimiento promedio provincial se ubicaría apenas por
encima de los 43 quintales por hectárea, de acuerdo con la primera estimación
realizada por el Sistema de Información de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos (Siber).
En otras palabras: muchos productores ni siquiera podrán salvar los costos que,
se sabe, en el caso del maíz son elevados.
Si la estimación del Siber finalmente se concreta, además, la producción maicera
entrerriana sería apenas de unas 550.000 toneladas, muy lejos de lo recolectado
en la campaña 2009/10 cuando la cosecha dejó 1.037.906 toneladas.
LA ESPERANZA. Con el trigo sin vender –o vendido a un precio por
debajo del FAS teórico– y el maíz con rendimientos peupérrimos, la esperanza de
los chacareros, otra vez, está puesta en la soja.
Pero el yuyo, a pesar de que soporta mejor las situaciones de estrés hídrico que
otros cultivos, obviamente, también necesita agua, por lo que si no se producen
lluvias generosas en lo que resta de enero los rendimientos caerán.
Menores rendimientos significarán una menor producción y, por ende, menores
ingresos para los productores y para el Estado. La situación, claramente, es
preocupante.
LO QUE FALTA. La CCA, que dirige el meteorólogo José Luis Aiello,
realizó un mapa que muestra la demanda de precipitaciones necesarias en las dos
primeras semanas de enero si se pretende recuperar los niveles adecuados de
humedad en el primer metro del suelo. Y, a juzgar por lo sucedido en la primera
semana en materia de precipitaciones, alcanzar el objetivo será más que difícil,
al menos en Entre Ríos.
Aiello señaló que “pasado este sistema meteorológico reciente las
características se ubicarán en lluvias por debajo de las normales y temperaturas
superando las marcas medias, pensando en un período que irá hasta mediados de
enero”.
La Niña, agregó el especialista, “está produciendo un impacto casi de manual”;
es decir, por efecto de las grandes escalas atmosféricas el escenario es de
lluvias por debajo de los valores normales y las lluvias obedecen a mecanismos
regionales que podrían ser más activos recién a partir de febrero próximo.
La FAA evaluará la situación antes de pedir la emergencia agropecuaria
El Consejo Delegado Entre Ríos de la Federación Agraria Argentina (FAA) analizará la próxima semana la situación derivada de la sequía que castiga a la provincia, de manera especial a los productores de maíz. En función de esa evaluación, los federados podrían solicitar la declaración de emergencia agropecuaria.
El dirigente Alfredo Bel, en este sentido, aseguró que “hay afectación” en el
maíz, pero admitió que “todavía no se visualiza una situación de pérdida mayor
al 50%”, condición necesaria para la declaración de la emergencia.
“Cualquier situación factible de ser declarada emergencia necesita demostrar una
pérdida mayor al 50%”, recordó Bel en declaraciones a la Agencia Periodística
Federal (APF).
Bel afirmó que por la sequía en la provincia “hay afectaciones, hay impacto en el volumen de la producción de maíz y de los cultivos para forraje”, pero aclaró que “todavía no se visualiza una situación de pérdida mayor al 50%, que sería lo que nos habilitaría para pedir una declaración de emergencia”.
Bel adelantó que la FAA Entre Ríos “tendrá una reunión la semana que viene” donde evaluará la situación de los productores de maíz. “Si nos plantean situaciones irreversibles de pérdidas realmente importantes, vamos a empezar a pedir las evaluaciones técnicas, que se hacen inicialmente para cualquier planteo de emergencia agropecuaria” y “si la situación lo amerita, la FAA pedirá la emergencia”.