Este es el eje que me encomendó la Presidenta de la Nación.

Desde el comienzo, nos propusimos acompañar a los productores a través de políticas que tengan en cuenta la diversidad y la complejidad del entramado agroindustrial de nuestro país.

El punto central fue el trabajo con las provincias. El Consejo Federal Agropecuario fue el gran protagonista, y se transformó en el espacio clave para la elaboración de políticas públicas del sector. Fue este un espacio de dialogo que privilegio la unidad de propósitos; con las entidades, bolsas y productores.

Con esta misma dinámica nació el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial 2010-2016, que actualmente nuclea a más de 55 facultades de ciencias agrarias y veterinarias, incluidos referentes empresariales, productores agropecuarios, escuelas agrotécnicas y organizaciones sociales.

Todos los actores que componen la cadena agroalimentaria nacional iniciaron un proceso de trabajo conjunto, con una meta clara, posicionar a la Argentina como potencia agroalimentaria mundial.

Sabemos que el rol de las economías regionales es primordial para asegurar una agricultura con más productores. Por eso en cada región implementamos políticas específicas, y pusimos en marcha fondos rotatorios que aseguran la autogestión de las propias comunidades con el asesoramiento del INTA y SENASA.

Junto al Ministerio de Educación de la Nación destinamos recursos para que las escuelas agrotécnicas puedan contar con más oferta de capacitación, instalaciones y nuevas tecnologías que respondan a los desafíos del país.

El Banco Nación con tasa subsidiada estuvo al servicio de la cadena agroindustrial con una taza del 8% que permitió un acceso eficaz de financiamiento para la producción.

A través del Plan Federal de Ganados y Carnes, se destinaron más de $200 millones al desarrollo de proyectos productivos, mientras que para el sector lácteo, se puso en marcha una línea de financiamiento de $500 millones que permitió incentivar la inversión y el agregado de valor en la cadena.

En el caso del trigo, lanzamos hace pocos días, a través del Banco Nación, una línea de financiamiento por 1 millón de toneladas a taza cero por seis meses, para que aquel productor que necesite retener y no quiera malvender su producción, cuente con la herramienta para hacerlo.

En nuestro país en los últimos años ha nacido una nueva burguesía nacional vinculada al sector agroalimentario. Queremos acompañarla y promoverla para garantizar nuevos mercados que su impronta nos demande.

Por eso en materia internacional, la Presidenta ha hecho de cada viaje una oportunidad de negocios. La Cancillería ha sido la plataforma por el cual profundizamos la relación con Brasil; China, Arabia Saudita, India, Rusia y África.

Estamos inmersos en un mundo que demanda cada vez más alimentos. Y nuestro país tiene la decisión de ser parte de ese nuevo orden internacional; los que proveen alimentos con valor agregado.

El 2011 será un año clave para trabajar en esta dirección. El trabajo conjunto y la planificación a largo plazo son elementos centrales para van a permitir consolidar el crecimiento productivo que experimenta el sector agroalimentario nacional.

El Autor es Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación