Carlos Abrehu en La Gaceta, de San Miguel de Tucumán, explica las paradojas del inicio del año electoral 2011:
"(...) En la última semana de diciembre, contrastó, en efecto, que el Gobierno financiara su déficit con $ 2.300 millones del PAMI aduciendo que este disponía de excedentes, con la precariedad de servicios que la obra social le presta a sus beneficiarios, que no son otros que los jubilados.
Otro fuerte contraste lo constituyó, sin dudas, el incumplimiento de la Anses de fallos judiciales que obligaban a recomponer haberes, con el préstamo de US$ 240 millones que tomó de la administradora de los fondos jubilatorios. Se tapan los agujeros con la plata de los más indefensos por su falta de peso corporativo en la gestión de los asuntos públicos. Siempre se devuelve la plata, pero el PAMI y la Anses están en deuda con sus aportantes.
Un tercer contraste que se advierte es el decreto de necesidad y urgencia (DNU) por el cual la Presidenta prorrogó y modificó el presupuesto 2010, garantizándose el uso libre de más de $ 40.000 millones, con la parálisis de la comisión bicameral que debe controlar el uso de ese remedio de excepción. La emergencia se transformó en una anomalía estable del sistema institucional argentino.
La idea de mantener aceitado el aparato gubernamental se consolidó con el perdón fiscal que hizo la Nación de las deudas provinciales para 2011. En un año electoralista como el que empezó ayer, el dinero será clave para estabilizar lealtades, como también para castigar infidelidades.
El rompecabezas político queda incompleto si no se atiende al extendido calendario electoral de las provincias. La especulación sobre la conveniencia de coincidir o no con la renovación de las autoridades presidenciales y de los legisladores nacionales obedece a razones diversas. En algunos casos se trata de preservar los liderazgos localistas, y en otros de sumarse a la ola triunfalista que envuelve a la república.
La serie empezará en marzo con Catamarca y Chubut, cuyos gobernadores están ubicados en posiciones diferenciadas del kirchnerismo. Eduardo Brizuela del Moral abandonó la Concertación Plural y volvió al redil radical, en tanto que el chubutense Mario das Neves integra la disidencia peronista. El Frente Cívico y Social -cuyo eje es la UCR- que gobierna Catamarca desde 1991, desvinculó los comicios locales de los nacionales. (...)".
El ex kirchnerismo, hoy cristinismo, se siente confiado en el devenir de la economía, en el año electoral. Es lo que surge del relato de Mario Wainfeld en el paraestatal Página/12 (Wainfeld entiende bastante poco de economía o es bastante hipócrits en su análisis, pero es interesante evaluar cómo lo ven los oficialistas):
"La economía de 2010 contradijo (cuando no dejó en ridículo) las profecías de dirigentes opositores o economistas de postín. Repasemos las más tonantes, a vuelo de pájaro. Crecimiento cero o irrisorio; caída a pique de las reservas, rechazo del canje de deuda, inflación espiralizada, importación de trigo y carne, “n” catástrofes adicionales. El crecimiento se sostuvo, el desendeudamiento avanzó, las reservas del Banco Central son record, la demanda se mantiene a niveles altísimos, tanto como la producción de automotores... hasta las intratables corporaciones “del campo” bajaron el tono, más interesadas en llevársela con pala que en cortar rutas.
La inflación sigue siendo muy elevada, aunque se mantiene bajo relativo control. Muchos actores económicos (entre ellos los sindicatos, los profesionales independientes y buena parte de las pymes) tienen cómo defenderse y no vivirla como una tragedia. Pero el impacto es distinto a medida que se bajan escalones en la pirámide social. Y la tasa manejable puede dispararse, lo que hace aconsejable políticas activas de nuevo cuño, porque las empleadas por el Gobierno en sus años primeros ya no rinden. Las tratativas para conformar el Consejo para el Diálogo Económico Social son una señal promisoria, primero, porque revelan introspección (así fuera tardía) y conciencia sobre el problema. Y segundo, porque elige una herramienta idónea que es el diálogo (y eventuales pactos) entre sectores.
Una nueva faz del modelo abre tareas de “segunda generación”, más sofisticadas y de más largo plazo que las respuestas a la crisis terminal. Hablamos de la desigualdad, la inflación, el déficit de viviendas, el trabajo de baja calidad, el transporte público, un sistema de salud que insume muchos recursos y no presta servicios en consonancia.
Haber tenido más razón que sus antagonistas en casi todos los debates sobre economía no faculta al Gobierno a dormirse en los laureles. Ni mucho menos, a soslayar cuántos problemas añejos o emergentes esperan respuestas pese a (o, mejor, porque) se han ascendido algunos peldaños. (...)".
Mendoza es un ejemplo de la desintegración política que recorre a la sociedad argentina. En algunos lugares se manifiesta más que en otros, por cuestiones institucionales. Por ejemplo, en San Luis o en Formosa hay reelección y mando único, pero no quiere decir que no haya descomposición por descontento e insatisfacción con los resultados de la democracia conseguida. En Mendoza no hay reelección ni mando único, y es más evidente la situación: candidatos es lo que sobran. Así lo relata Pablo Icardi, en Los Andes, de la capital provincial:
"(...) aunque comenzó el período de vacaciones, hay un grupo de más de 20 mendocinos que "descansa" con ese estrés a cuestas por lo que va a pasarles en octubre. Concretamente el 23 de ese mes, cuando los mendocinos elijan al nuevo gobernador.
Lo curioso es el número: no son dos o tres sino al menos 20 dirigentes de los tres principales partidos políticos que dicen sentirse en condiciones de gobernar la provincia. "Si son tantos es que no hay ninguno. El problema es la falta de liderazgos", se sinceró uno de ellos. La otra novedad es que al menos por ahora todas esas fuerzas políticas se encaminan a realizar elecciones internas para elegir sus candidatos.
Las realidades son distintas. El radicalismo se sentía ganador antes de la llegada. Tanto que se olvidó de terminar de ordenarse puertas adentro. El PJ tiene un panorama bastante claro: desde el Gobierno le abrieron las puertas a todos los pre candidatos como estrategia para copar la opinión pública e incentivar a los dirigentes a militar la gestión.
Desde la llamada Línea Mendoza también buscan fortalecer a Jaque como "elector" de su posible sucesor. Claro que no es tan sencillo, pues en realidad la decisión surgirá de la negociación con el gran elector real: Juan Carlos Mazzón, líder del sector azul.
El PD es el que más complicado está. El problema de los gansos es más profundo, pues está en búsqueda de su identidad: la confusión es tal que algunos buscan aliarse con el PJ Federal, otros con la UCR y otros con Macri. La languidez es tal que la disputa más atractiva no es por la gobernación, sino por quién se postulará como intendente de Luján.
El PJ disidente también tiene su catarata de candidatos. De hecho tiene más aspirantes al "sillón de San Martín" que afiliados, dicen con sorna sus detractores. Aunque varios de ellos ya han sido tentados para volver y dar pelea dentro del PJ oficial.
La aparición repentina de muchos precandidatos dentro del Ejecutivo parece responder más a una estrategia que a un brote de ambiciones. (...)".
Hay 2 preguntas que también es una única pregunta doble, para el año electoral: ¿Será Cristina candidata? ¿Será Daniel Scioli candidato si no lo es Cristina? El gobernador bonaerense se quita el peso de la responsabilidad manifestándose siempre muy leal, a veces en exceso. Por ejemplo, la entrevista de Santiago Fioriti a Daniel Scioli para Los Andes:
"(...) -Tiene la oportunidad. Niegue, por favor, que anoche no brindó por ser candidato a presidente.
-¿Eh? ¿De nuevo con lo mismo?
Daniel Scioli pone los pies en la arena y los turistas giran sus cabezas de golpe, con asombro.
Cómo no asombrarse: casi 30ºC sobre las playas de Mar del Plata y el gobernador bonaerense camina de jeans y camisa, medias de invierno y zapatos de cuero.
“Yo no estoy de vacaciones”, dice, como si fuera un eslogan de campaña. Por suerte, se descalza para caminar por la orilla. Los veraneantes se le acercan. Le piden fotos, que trabaje para mejorar la seguridad y, de pronto, alguien también lo impulsa para que sea candidato. “Ojo, a Presidente”, le susurra mientras lo abraza frente a una cámara. Otra vez el tema del que Scioli no quiere hablar.
-¿Tan difícil es decir que no va a ser candidato? ¿O tiene miedo de quedar preso de sus palabras?
-No soy de andar fantaseando. Siempre tengo los pies en la tierra. Formo parte de un equipo.
-¿Qué es más fácil: que sea padre o que sea candidato a suceder a Cristina?
-El deseo de ser padre está latente y tengo mucha expectativa para este año. Lo pedimos con Karina en el Muro de los Lamentos. Tenemos el sueño de agrandar la familia y confiamos en que Dios nos va a ayudar.
-¿Le repito la pregunta?
-Hoy todo mi esfuerzo está puesto en gobernar la provincia. Es mi prioridad. Mi anhelo personal está más en tener un hijo con Karina que en aspiraciones presidenciales. La vida es una maratón, no una carrera de 100 metros. En la política pasa lo mismo. Hoy yo pienso más en tener un hijo que en ser candidato a presidente.
-¿Hay un operativo clamor para que Cristina vaya por la reelección?
-Veo un gran consenso a partir de su liderazgo y del reconocimiento del pueblo argentino. Veo que ella convirtió el dolor en un compromiso mucho más fuerte, en la misión institucional que tiene. Y esto genera mucha mística. El pueblo argentino es muy emotivo y solidario, pero también racional. Se potencia todo y la figura de ella tiene un amplio consenso para ir por la reelección. (...").
Muy interesante lo que ocurre en Santa Fe, con la ruptura interna del gobernante Partido Socialista.Mauricio Maronna lo explicó así en La Capital, de Rosario:
"(...) El choque de trenes entre binneristas y giustinianistas bajó de la vía al intendente rosarino, Miguel Lifschitz, quien hasta hace poco era considerado el candidato natural para suceder a Binner. El titular del Palacio de los Leones hizo una lectura errónea del devenir de las acciones: el gobernador lo mandó a primer grado casi en paralelo con la unción de Bonfatti, y la irrupción en escena de Giustiniani pareció condenarlo a una especie de cardenal Samoré del partido en caso de que los tironeos posen en el horizonte los riesgos de fractura extrema. Lifschitz es un dirigente apto para aspirar a la gobernación.
Sin embargo, fuera del riñón de Binner se escuchan críticas a la designación de Bonfatti. Desde la corriente de opinión que lidera Giustiniani se asegura que esa unción prácticamente “obligó” a la Unión Cívica Radical a jugar su propio partido con Mario Barletta. La diáspora socialista en una interna favorece las chances de la UCR, aunque el virus del internismo sea el mayor interrogante para trazar pronósticos definitivos entre los de boina blanca.
Pero hoy la gran novedad que ocupa el 90 por ciento de la marquesina es el destino interno del socialismo.
Binner está convencido de que aupará a su ministro de Gobierno hasta la victoria como lo hizo en las encuestas con Giustiniani durante la campaña a senador nacional que perdió con Carlos Reutemann por un par de puntos. “Es verdad que Hermes lo levantó a Rubén, pero era otro escenario: el adversario era el Lole y el respaldo fue del PS, de la UCR, de los otros partidos del Frente Progresista y de los intendentes. Ahí se equivoca Binner. Ahora los radicales tienen su postulante, el partido está dividido y no tenemos intendentes”, dice un altísimo dirigente que no abreva en el giustinianismo.
En el binnerismo aseguran que Giustiniani declinará su postulación antes del 5 de febrero porque “se va a quedar, incluso, sin lo que tiene ahora”. Para los que abonan a esta teoría todo se trata de una cuestión de cargos y más cargos. Aquí sólo tiene valor lo que traiga el paso del tiempo.
Dicen las espadas del senador nacional que Binner cometió un error de cálculo al creer que se repetiría el cuadro de situación de 2007. En ese momento la UCR había ungido a Carlos Fascendini como el candidato a vicegobernador, pero el hoy mandatario, a puro latigazo, impuso a Griselda Tessio.
Sigue jugando a favor de lo que ocurre en el bosque del Frente Progresista la ausencia (oxímoron mediante) estruendosa del Partido Justicialista, enredado en un inédito internismo. A tal punto cotiza la letanía peronista que Binner admitió en una entrevista con este diario haberle dicho a Reutemann durante la última campaña cosas que hoy no se atrevería a recordar. Los únicos que se dieron cuenta de la “boutade” del gobernador fueron Diego Giuliano y Mario Lacava.
Aunque los cierres de listas estén programados para fines de febrero, el verano político se empieza a cocinar en enero. Y promete ser inolvidable."