Luego de un breve paréntesis provocado por la gran sequía de 2008/09, los precios de los campos continuaron su escalada alcista y siguen batiendo todos los récords . Adquirir hoy una hectárea productiva demanda hasta tres veces más dinero del que se necesitaba en 2000. Como ejemplo, un lote de Pergamino que cotizaba a principios de siglo a unos 4.000 dólares/hectárea, en octubre pasado llegó a valer unos 13.500 dólares .
En las series históricas que produce la Compañía Argentina de Tierras (CAT), una de las grandes inmobiliarias del ramo, solamente pueden visualizarse dos momentos en que los campos bajaron levemente de valor: la devaluación de 2002 y la sequía de hace dos años.
Todo el resto del tiempo la tendencia es francamente positiva . Esta fuerte valorización de la tierra coincide con la consolidación de un modelo agrícola que tiene a la soja como gran protagonista .
Este modelo intensivo explota al máximo las tecnologías disponibles para obtener mayor rendimiento y rentabilidad. De allí que el mercado de campos presente una alta variabilidad en los valores: alambrado de por medio puede haber una diferencia de precios de varios miles de dólares . “El comprador empezó a elegir campos y a pagarlos en función de su productividad, no tanto por el valor histórico de la zona”, explicó Roberto Frenkel Santillán, director de Bullrich, otra de las inmobiliarias rurales de peso. “La soja manda, y si se puede hacer soja o doble cultivo (rotación trigo/soja), el campo vale más”, precisó el experto.
Es decir que dentro de cada región agroecológica puede haber valores picos y también campos que coticen menos. En la provincia de Buenos Aires, los promedios en octubre eran, según la CAT, de US$ 13.500 en la zona núcleo (Rojas); de US$ 9.000 en el centro oeste (9 de julio); de US$ 7.000 en el oeste (General Villegas); de US$ 6.500 en el sudeste (Balcarce) y de US$ 5.500 en el sur provincial (Tres Arroyos). En todos los casos, los valores están relacionados con el rinde potencial de la soja .
Aunque la fortísima suba de la hacienda este año provocó que la rentabilidad potencial de un productor de carne sea tan buena como la de la soja, los campos ganaderos cotizan muy por debajo , a US$ 2.200 en la Cuenca del Salado (Rauch). “En teoría vendés dos novillos gordos y comprás una hectárea. Pero no hay una estampida, porque la gente sabe que la ganadería va a andar bien hasta 2014, por la escasez de carne, y después seguirá siendo la Cenicienta”, explicó Frenkel Santillán, distinguiendo muy bien un fenómeno estructural -la demanda externa de commodities agrícolas- de otro de tono “coyuntural” .
De todos modos, aunque se tenga el dinero, no es fácil comprar campo. Y es que hay mucha gente detrás del negocio y son muy pocos los que lo ofrecen . “El que vende es por un motivo especial, como una sucesión. La oferta sigue siendo escasa y eso también tira los precios para arriba. Además, el que vende no sabe qué hacer con la plata: la gente le tiene más miedo al billete que a tener activos”, señaló el experto de Bullrich.