La resistencia de Martín Redrado llegó a su fin ayer cerca de las 23, cuando decidió dejar su oficina y seguir la pelea en la Justicia. Fue despúes de que la presidenta Cristina Kirchner jugó a fondo para sacarlo de la presidencia del Banco Central: lo echó por Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU).
“Remuévase del cargo de presidente del Banco Central al licenciado Hérnán Martín Perez Redrado por incurrir en mala conducta e incumplimiento de los deberes de funcionario público”, dice el texto del decreto 18/2010, el cual lleva la firma de la Presidenta y todos los ministros del Gabinete.
Además, le pide al Procurador del Tesoro, Osvaldo Guglielmino, que presente una denuncia penal contra el economista. En el DNU, por otro lado, buscó evitar que una comisión bicameral del Congreso sea la que trate la remoción del titular del banco, argumentando que el Legislativo está de receso.
“Es una medida que no me gustó tomar”, dijo la Presidenta luego en un acto en La Matanza, en donde agregó: “A la mala conducta, se le sumó el incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
Ese acto, y el de hoy en Avellaneda, fueron armados de apuro, ya que la Presidenta decidió suspender su viaje a El Calafate, que estaba previsto para el miércoles por la noche, para concretar el golpe final para sacar a Redrado de su cargo.
La jugada sonaba inimaginable, aunque fue real. El ideologo, junto a la Presidente y el aval de Néstor Kirchner, fue el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, quien no sólo integra la mesa chica del poder sino que es en quien los Kirchner recuestan su confianza en el plano legal.
Zannini fue quien estudió hasta la última línea de la Carta Orgánica del Central para encontrar los argumentos necesarios en los que se basó el decreto. La movida se venía pergeñando, pero comenzó a tomar cuerpo en las primeras horas de ayer, cuando desde Olivos el matrimonio Kirchner advertía que los embates de un día antes no tuvieron efecto y Redrado estaba decidio a resistir, atrincherado en su despacho del edificio del banco.
A tal punto que su segundo en la entidad, Miguel Angel Pesce (un radical K que ahora quedará a cargo interinamente del BCRA), encabezó una reunión con 5 directores, la cual tenía como objetivo incrementar la presión sobre Redrado para que se vaya y concretar el traspaso de los más de u $s 6.500 millones las reservas para la creación del Fondo del Bicentenario, que será destinando al pago de los vencimientos de deuda del 2010.
Con este escenario, el Secretario trabajó contra reloj para armar el decreto. En la Rosada se jactaban de tener los argumentos necesarios para blindar la decisión de CFK ante la previsible avanzada jurídica de la oposición y del propio Redrado.
El eje central del decreto fue alterar el artículo 9 de la Carta Orgánica del BCRA. Es el que dice que los miembros del directorio pueden ser removidos con un decreto del Ejecutivo, ante mala conducta o incumplimiento de los deberes de funcionario público, aunque debe existir el “previo consejo de una comisión” del Congreso. Para evitar ese paso, Zannini apeló en los considerandos del decreto a que el Parlamento está en receso.
El texto dice que los incumplimientos de Redrado “hacen desaconsejable la dilación en el trámite” y en los argumentos se cita el decreto de abril de 2001 con el cual el ex presidente Fernando de la Rúa removió al ex titular del BCRA Pedro Pou. En la norma de ayer se destaca que, si bien aquél decreto fue tratado por el Congreso, la opinión del Parlamento no fue “vinculante”.
Con el texto armado, a Cristina lo único que le faltaba era la firma de todos sus ministros, debido a que era un Decreto de Necesidad y Urgencia. Cerca de las 13 de ayer los miembros del gabinete comenzaron a recibir los llamados. Varios de ellos estaban en las playas de la costa atlántica. Nilda Garré (Defensa) y Carlos Tomada (Trabajo) llegaron en un avión pagado por el Gobierno que los dejó en La Plata, y de allí fue el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, quien puso a disposición de los dos ministros el helicóptero oficial de la provincia. Florencio Randazzo (Interior), en cambio, recorrió los casi 400 kilómetros desde Valeria del Mar en auto.
Durante la tarde, todos los ministros desfilaron por el despacho presidencial para ponerle la firma al DNU. A algunos se los vio de sport y a otros más formales, pero todos estaban distendidos y confiados en que así se le pondría punto final a la crisis.