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La situación del sector lácteo se hace más compleja (y lamentable) cuando se compara con la realidad de otros países productores. De acuerdo a un estudio realizado por Néstor Roulet, vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), el año pasado los hombres de campo argentino recibieron el valor más bajo por litro de leche. En comparación con los de la Unión Europea se registró una diferencia de 57 por ciento en dólares y respecto de los uruguayos, un 28 por ciento, siendo este guarismo es más bajo (ver cuadro). Los argumentos que explican esa situación, según el productor, son las “constantes intervenciones del gobierno” nacional a través de la fijación de precios de referencia en la salida de la industria, intervenciones a las exportaciones mediante los permisos de exportación, el precio de corte, compensaciones direccionadas entre otras medidas que hicieron que el productor recibiera un bajo precio.

“Si comparamos la situación del productor argentina de 3.000 litros diarios con la del uruguayo, perdió de percibir 95.400 dólares; lo que equivale al valor de 1.200 rollos de alfalfa o el valor de implantación, protección y hechura de 140 hectáreas, pasto suficiente para un año de comida.

En tanto, si se evalúa la pérdida de 10 centavos de dólar por litro de leche por los 10.000 millones de litros producidos, “el sector primario argentino perdió 1.000.000.000 de dólares en 2008 al comparar lo sucedido en el sector en Uruguay”. Esa cifra se triplica si se toman en cuenta el promedio percibido por un ruralista de la Unión Europea (0,60 de dólar por litro contra 0,26), ascendiendo a 3.400.000.000 dólares.

Si se comparan los precios a salida de la industria, se ubican en 60 centavos de dólar por litro, lo que significa que la participación del tambero del vecino país es de alrededor del 60 por ciento contra el 40 por ciento del nacional.

En cuanto al valor de los productos lácteos, es similar el precio de un kilo de queso de rallar en Argentina que en Francia (unos ocho euros), lo cual “termina de confirmar que la política del gobierno nacional -en defensa de la mesa de los argentinos- no sólo fracasó sino que incentiva a una clara concentración de riquezas entre los eslabones intermedios de la cadena”, aseguró Roulet, y agregó que “la misma cadena láctea podría pagar los 0,40 centavos de pesos por litro que el sector necesita para que el negocio no sea negativo”.

“Observando esta pérdida del sector lechero argentino ocasionada por la política del gobierno nacional, los 0,20 centavos por litro de subsidio durante los próximos cinco meses -que implicaría un desembolso por parte del Estado de 500 millones de pesos- es parte de la indemnización que el sector debiera recibir por estos perjuicios”, sostuvo.

Límites al crecimiento

La disparidad, además de generar importantes pérdidas, se traduce en un estancamiento de la actividad. “Si el negocio de la lechería hubiese sido atractivo, indudablemente se hubiera dado un crecimiento natural del cinco al siete por ciento anual que tuvieron otros países como Brasil”, dijo Roulet, al tiempo que agregó que también “tendríamos 2.500.000 vacas de ordeño contra las 1.800.000 vacas que el país tiene desde hace 10 años”.

El dirigente explicó que no sólo se perdió la oportunidad de crecer en la cantidad de animales sino en producción, ya que se está por debajo de los 10.500 millones de litros anuales contabilizados en 1996, con el agravante de tener una concentración de tambos: de los 15.520 establecimientos registrados en 2002, en la actualidad hay 11.800.