PEKIN.- Calles cargadas de autos último modelo, restaurantes invadidos por una clase media que todos los años suma más integrantes y desea comer mejor y supermercados que crecen en uno y otro rincón de la ciudad. Es el boom de la demanda china en estado puro que, pese a la crisis internacional, logra mostrar signos de vitalidad.

Con sus 1300 millones de habitantes, la quinta parte del mundo, China sorprende por todas sus cifras. Sumó 200 millones por año al proceso de urbanización de los últimos tiempos. Esto cuando aún retiene a 800 millones en un sector rural donde hay muchos minifundios y productores organizados en comunidades. Sobre el campo, el Partido Comunista reafirmó el principio de propiedad colectiva de la tierra, pero comenzó a abrir la posibilidad de que las familias titulares de la explotación puedan realizar su transferencia.

Lo hizo el mismo partido que a comienzos de 2009 también alertó que se debía incrementar la ayuda oficial a sus campesinos, muchos de ellos que todavía venden su cosecha en bolsas de 50 kilos.

En materia de agro, es un país que produce 512 millones de toneladas de granos y consume en torno de 550 millones, lo que determina que la importación crezca.

Igual, China tiene a la Agencia Estatal de Granos como un organismo encargado de comprar granos y velar por mantener una reserva de mercadería cuyo volumen es secreto de Estado.

En medio del boom del consumo chino y las particularidades de su vida económica, hay otro costado no menor: la soja. China es el principal comprador del mundo, con casi 40 millones de toneladas, y ya dio señales de que va a incrementar sus necesidades en los próximos diez años.

Pese al esfuerzo de 800 científicos destinados a trabajar sólo sobre la oleaginosa y cien centros de investigación en el cultivo, este país tiene una cosecha interna estabilizada en 16 millones de toneladas.

Precisamente, sobre soja se habló en China en el World Soybean Research Conference VIII, el encuentro más relevante en materia científica y académica. La Argentina tuvo una presencia destacada. Se convirtió en la tercera delegación más importante, con 89 participantes después de China y los Estados Unidos.

La Asociación de la Cadena de la Soja (Acsoja) encabezó la avanzada. El país tuvo 25 disertantes, 24 trabajos presentados y el stand más grande en una feria desarrollada en el marco del congreso. Este último espacio fue coordinado por la Fundación Export Ar junto a Acsoja y Proargex.

En líneas generales, fue un congreso que levantó la mirada más allá de lo agronómico y tecnológico del cultivo y exploró otras áreas.

En salud, C. Chen, especialista de China, dijo que el incremento del consumo de soja tuvo desde 1990 hasta la actualidad un doble efecto favorable su país. Redujo la desnutrición de chicos de menos de 5 años y también bajó la cantidad de menores con problemas de crecimiento.

"Grandes mercados como la India demandarán soja en forma creciente, ya que es un arma en la lucha contra la pobreza y a favor de la seguridad alimentaria", afirmó Ricardo Hara, presidente de la Asociación de Cámaras de Tecnología Agropecuaria (ACTA) de la Argentina.

El cambio climático fue otro de los temas que se abordaron pensando en la soja. Randall Nelson, un experto que maneja el banco de germoplasma de los Estados Unidos, dijo que este fenómeno puede afectar el rinde de las plantas, su altura y acelerar la maduración, entre otros factores. Por ello, señaló que el mejoramiento genético puede ayudar a reducir el impacto sobre las plantas.

Daniel Ploper, fitopatólogo de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, de Tucumán, señaló que por el cambio climático en algunos casos puede haber más resistencia a enfermedades y en otros, por el contrario, una mayor susceptibilidad.

Eduardo Sierra, especialista argentino en agroclimatología, afirmó que en América del Sur hay suficientes reservas de tierras para una producción sustentable, sin avanzar sobre el Amazonas. Sobre casi 1000 millones de hectáreas que se podrían llegar a sembrar -hoy en la región se trabajan 150 millones-, a 400 millones no habría que tocarlas y en el resto hay 500 millones para una agricultura sustentable.

En seguridad alimentaria, Eric Kueneman, de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por su siglas en inglés), señaló que hacia 2050, cuando haya 2000 millones más de habitantes en el mundo, la productividad agrícola deberá duplicarse. Y la soja podría contribuir a ese crecimiento.

Diego Santos, del INTA Paraná, agregó que hay una necesidad de sumar a la seguridad alimentaria como otro factor de sustentabilidad.

Por Fernando Bertello
Enviado especial