Juan Domingo Perón decía que Raúl Matera se peinaba como Gardel, hablaba como Gardel pero no era Gardel. Era una crítica despiadada al neurocirujano y político que se había atrevido a desafiar el verticalismo y a minar la estrategia del General cuando éste estaba en Puerta de Hierro.
Un ¿compañero? de ruta de Francisco De Narváez, remedando aquel episodio, dice que el empresario devenido en político tiene la biblioteca y el uniforme de Perón pero no es peronista. La crítica es porque la cabeza de lista de Unión-PRO decidió borrar cualquier vestigio justicialista de la campaña y apostar a presentarse como una fuerza nueva.
El cambio de estrategia fue sugerencia de Jaime Durán Barba, el consultor estrella del PRO, que viene de una fuerte derrota de su candidato en Ecuador, su país. Los consejos del ecuatoriano a la dupla De Narváez- Macri fue borrar a Felipe Solá y a otros exponentes del peronismo bonaerense.
El empresario busca tomar impulso de nuevo para romper la meseta de sus números en la Provincia. No es que Kirchner haya crecido sino que De Narváez ha bajado porque con los radicales y la Coalición Cívica se disputan el mismo electorado y porque, ambos, tienen dificultades en penetrar en los bastiones más humildes. Allí está fuerte el kirchnerismo.
De Narváez está paseando con Macri por esas profundas regiones. Es la carta más fuerte que tienen. No por la política sino por Boca. Se desconoce si eso le alcanzará para remontar la diferencia. Lo que está claro es que las dentelladas con Solá no ayudan.Carrió parece haberse dado cuenta de que debe fatigarse en Buenos Aires si quiere tener 2011, lamentándose de que no hubiera podido lograr la unidad con De Narváez por resistencias en sus propias filas. Sin polarización, el tono moderado de Kirchner es el síntoma de que está más cómodo.