LA PLATA.- Una lluvia de huevazos recibió ayer al gobernador Daniel Scioli en Lobería. Allí terminaba una complicada gira proselitista por el interior provincial para la cual había dispuesto un operativo policial sin precedente, con el objetivo de contener las protestas de los ruralistas.
Por la agresión fueron detenidos tres integrantes de agrupaciones agropecuarias de la zona, lo que motivó una protesta de productores, que continuaba a medianoche, frente a la comisaría donde estaban arrestados los acusados.
La violencia se desató apenas aterrizó el helicóptero de la gobernación cerca del edificio donde debía hablar Scioli. Un cordón policial de 300 efectivos intentó frenar a los manifestantes, pero un grupo de ellos saltó un vallado y trató de acercarse a la comitiva oficial. Hubo empujones y golpes a poca distancia del gobernador.
Tras los incidentes, Scioli inició el acto, en el que entregó subsidios y buscó llevar el mensaje proselitista del oficialismo. Los abucheos que llegaban desde el exterior complicaron aún más la visita. Poco después comenzó la protesta frente a la comisaría local para pedir la liberación de los detenidos.
Scioli había empezado horas antes una maratón de 1860 kilómetros por siete distritos del interior provincial, custodiado por un impresionante operativo de seguridad. En todas las escalas sufrió protestas contra las políticas para el campo del kirchnerismo.
Vivió como nunca antes las complicaciones que enfrentan los candidatos que acompañan al Gobierno en las zonas agropecuarias. La semana pasada, el propio ex presidente Néstor Kirchner enfrentó momentos de tensión en Balcarce. Y la Presidenta pasó un mal momento en Coronel Suárez. Pero la agresión contra Scioli se asemejó más a las sufridas por el diputado Agustín Rossi en Santa Fe.
Ayer el gobernador pasó por General Villegas, Florentino Ameghino, General Pinto, Lincoln, Tandil, Lobería y Balcarce. No estuvo más de media hora en cada lugar y en varios sitios la comitiva se vio obligada a improvisar sobre la marcha algunos cambios, como el lugar de un acto o el predio para que aterrizara el helicóptero que lo trasladó, junto con los ministros de Gobierno, Eduardo Camaño, y de Asuntos Agrarios, Emilio Monzó, y el jefe de gabinete, Alberto Pérez.
El raid comenzó en General Villegas, a 550 kilómetros de La Plata. Allí, un centenar de productores se habían congregado en el cruce de las rutas 188 y 33 para esperar el paso del gobernador, que, de aterrizar en el aeródromo local, debía pasar por ahí. Pero al final descendió en el Club Atlético, dentro del casco urbano, y fue directamente al palacio municipal.
"Quisimos entregarle un petitorio, pero la cantidad de policías que había era impresionante", contó el dirigente de Federación Agraria, Guillermo Belloso. De allí la comitiva voló hasta Florentino Ameghino, un pueblo de 6000 habitantes en el que Scioli presidió un acto del que participó un centenar de personas.
Con banderas negras y pancartas contra las retenciones y la política agropecuaria del Gobierno, los hombres del campo se congregaron alrededor del helicóptero que descansaba en el centro de una cancha de fútbol, pero, imprevistamente, el aparato se elevó sin el gobernador, que lo abordó en otro punto.
"Es la primera vez que viene un gobernador y pretendíamos acercarle nuestro parecer, y que venga de esta manera, teniendo que esconderse, es lamentable", señaló el vicepresidente de la Sociedad Rural de General Villegas, Santiago Rodríguez Rivas.
Algo similar ocurrió en General Pinto, donde para llenar el cine llegaron colectivos de otras localidades.
Sin respiro, los funcionarios arribaron a Lincoln, hicieron lo previsto y partieron. "Habíamos hablado con el intendente para invitar al gobernador a conversar. Nos dijeron que esperáramos, que nos iban a llamar, y todavía estamos esperando", bromeó el titular de la Sociedad Rural local, Aníbal Fernández.
En Tandil, Scioli tenía previsto presidir un acto en el campus de la Universidad Nacional del Centro, pero la presencia de unos 30 chacareros muy enfurecidos persuadió a sus custodios de mudar el acto hacia la hostería La Cascada, a unos 15 kilómetros del predio universitario. Fue en el único sitio en el que el gobernador hizo alusión a la presencia de ruralistas: "Hay gente que no quiere que sigamos adelante", sostuvo.
Luego llegaría la traumática escala en Lobería. "Cuando bajamos del helicóptero con la comitiva del gobernador, un grupo superó el cordón policial y nos tiró piedrazos y huevazos a dos metros de distancia", dijo a LA NACION el jefe de gabinete provincial. Ruralistas de la zona negaron que hubieran arrojado piedras.
Luego empezaron los forcejeos. Y la policía detuvo a Joaquín Ibarbia, Rafael Bové y Guillermo Lauga, todos integrantes de las asociaciones rurales de Lobería. El gobierno provincial los acusó de ser militantes de Pro.
Al cierre de esta edición, seguía la protesta frente a la comisaría local en reclamo de la liberación de los detenidos.
Informes de Pablo Morosi y Darío Palavecino